Cerrado desde finales de 2016, cuando se registraron los primeros daños estructurales por el paso de la tuneladora, debido a la construcción de la Línea 3 del Tren Eléctrico, el Museo del Periodismo y las Artes Gráficas (Mupag) continúa inaccesible al público, para el pesar de tapatíos.
Mejor conocida como La Casa de los Perros, se encuentra ubicada en el corazón de Guadalajara por sobre la avenida Alcalde, y aunque en su momento, cuando aparecieron las grietas y las fisuras, se cerró para su intervención, todavía no hay panorama claro que advierta de cuándo es que abrirá el lugar en donde por cierto nació el Despertador Americano, el primer periódico independiente de América.
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Su fachada es original de 1896, sin embargo, después de ser derribada -al menos una parte- para abrir la avenida, en 1950 fue reconstruida, y no fue sino hasta 1994 que se habilitó como museo.
Transeúntes de vez en vez se detienen frente al inmueble para admirar, a las alturas, las dos esculturas de perro custodiando la finca o simplemente para tomar una foto, pues ya sea por el museo o por la leyenda que alberga, de alguna u otra manera tapatíos reconocen el valor histórico del lugar.
Antes de llegar a ser la casona en posesión de don Jesús Flores Arreola, quien dio vida a la leyenda que se narra en las crónicas tapatías, el lugar fungió como la primera imprenta en Guadalajara en 1792, que posteriormente vio nacer al Despertador Americano, propuesto por Miguel Hidalgo por allá de 1810 cuando pasó por la ciudad.
Leyenda
Por otro lado, la leyenda nació a raíz de su propietario y su esposa, quienes prometieron rezar en cada aniversario luctuoso de quien muriera primero, lo que eventualmente dio origen a la historia de que quien lograra terminar un novenario a medianoche, en la tumba de don Jesús, acompañado de una veladora nada más, este se aparecería para revelar la ubicación exacta de las escrituras de La Casa de los Perros.
Los trabajos de ampliación y remodelación de la casa corrieron a manos del ingeniero Arnulfo Villaseñor, no obstante, se dice que fue doña Ana, la esposa de Flores Arreola, quien mandó traer las dos esculturas de perro desde New York, para colocarlas en lo alto de la casa, vigilando hacia el norte y sur.
En 2019 se abrió, dos veces, un socavón frente a La Casa de los Perros, y aunque toda la zona fue intervenida, pues paseo Fray Antonio Alcalde opera con normalidad, las puertas del lugar permanecen cerradas para nostalgia de tapatíos, quienes no perdieron oportunidad de expresar su deseo porque pronto abra nuevamente. Este inmueble, al igual que otras fincas, sufrieron afectaciones varias por las obras de la Línea 3.