Hace 50 años la señora María Guadalupe Vázquez Pérez, mejor conocida como Doña Lupita, comenzó a vender nieves raspadas y tejuino bajo la sombra de un fresno en el Centro de Tala, por ello llamó a su negocio “Nieves El Fresno”. El luchador "Perro Aguayo" acudía exclusivamente a comprar raspados con ella, así como diferentes bandas musicales entre ellas Cuisillos.
A cinco décadas de iniciar el negocio ha crecido a tal grado que sus hijos y nietos siguieron con la tradición de la venta de raspados cuyo sabor es inigualable. Ella y su esposo tenían que sacar adelante a sus nueves hijos y Doña Lupita solamente sabía hacer almíbar para raspados, por lo que tuvo que poner su negocio.
“Mi esposo fue el que empezó a vender y lo hacía en la delegación de El Refugio. Todo el tiempo vendía allá que porque aquí en Tala le daba vergüenza. Le dije 'yo me voy a poner en Tala' porque ya tenía 9 hijos, se me hacía mucha la carga tanto para él como para mí. Empecé y desde el primer día que puse el negocio jamás me ha ido mal”.
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Inició vendiendo nieves de los sabores tradicionales como coco, fresa, guayaba, piña y tamarindo. Y al paso de los años tuvo que ampliar la gama de sabores de acuerdo a las exigencias de los talenses, por lo que incluyó sabores como kiwi y durazno.
También incluyó el tejuino que es una bebida a base de maíz fermentado el cual vende en bolsas de plástico con popote. El delicioso sabor de sus nieves raspadas hace que quienes llegan a Tala procedentes de otros países se lleven el almíbar, que es un jarabe tipo mermelada.
“Hay gente que viene de Estados Unidos y dicen 'primero antes de llegar a nuestra casa llegamos a la nieve. Eso para mi es una grandeza, una excelencia. También se llevan las mieles para Estados Unidos, pueden pasar el tejuino y las mieles. Se llevan sus pomo de coco, de fresa; se llevan un pedacito de Tala”.
Doña Lupita asegura que estará al frente de su negocio hasta el día que se muera porque ha estado casi toda la vida dedicada a él. Aunque ya sus nietas y nietos le ayudan dijo que no se ve en su casa descansando ya que su mayor motor es poder estar conviviendo con la gente que acude a diario a su puesto a comprar sus ya tradicionales nieves.
A lo largo de esas cinco décadas, ha habido personas que han tratado de igualar el sabor de Doña Lupita pero no lo han logrado, tanto así que son los únicos que venden nieves raspadas durante todo el año en diferentes puntos del municipio de Tala. El sabor es el secreto y su don.
“Gracias al de arriba (Dios) nadie ni nunca las han podido hacer, nunca han podido hacerlas. Yo le digo a los que vienen aquí y compran, donde quiera que anden ustedes pruébenlas y no las han podido hacer. Gracias al señor que nos dio ese don”, manifestó.
Le da mucho orgullo y satisfacción que las generaciones de nietos sigan su legado.
Cuatro generaciones
Los nueve hijos de Doña Lupita heredaron el gusto por la venta de raspados, sin embargo al morir uno de ellos hace dos años los otros ocho continuaron con la misma actividad. “De esos ocho, venden los nietos, las nietas, las nueras y todos. Es una cosa grande”, expresó con orgullo la matriarca.
Recuerda que cuando sus hijos eran pequeños se los llevaba a vender y los dejaba vender, por lo que pudo ser de ahí que les nació el gusto por hacer de ese comercio una tradición.
“Siempre que me ayudaban ya para irme en la tarde a hacer las mieles ahí los dejaba y les decía 'ahí les dejo un cuarto (de hielo)' y ellos encantados de la vida y todavía siguen así”.
Cada uno de sus hijos tiene tres triciclos adaptados como un pequeño puesto en los que venden las nieves. Lupita asegura que ninguno de sus hijos le pidió la receta secreta para hacer las mieles que acompañan al hielo raspado, ya que ellos sólo observaban como las hacía y de ahí fueron aprendiendo.
“Ellos fueron viendo, nadie pidió recetas de nada. Yo creo que ellos iban viendo y ya cuando se fueron ya sabían a lo que le tiraban”. Nunca ha probado las nieves de sus hijos pero ha escuchado comentarios de sus clientes que señalan que las suyas tienen mejor sabor, sin embargo cree que todo está en el paladar de la gente.
Los nietos se expandieron
Para que la tradición no muera sus nietos están haciendo trascender el negocio, ya que en el pasado desfile de la Feria de la Caña solicitaron permiso al Ayuntamiento de Tala para participar con un carro alegórico lo cual fue un éxito rotundo ya que regalaron tejuino.
La venta de nieves llega hasta Ahualulco de Mercado, en la región Valles, pero esperan seguir expandiéndose. También los carritos son llevados a las fiestas, graduaciones, bodas, XV años para venta por consumo o con previo contrato, lo cual hace que sea el atractivo principal de los eventos por su muy gustado y delicioso sabor.
Actualmente los carritos de venta de nieves de la familia Vázquez se encuentran en la Plaza Principal, afuera del Seguro Social, en la colonia Puerta Grande, en la calle conocida como "La Adoquinada", colonia El Triangulito, así como en otros puntos de Tala. Asimismo hay otro en Ahualulco de Mercado, en la región Valles, pero esperan seguir expandiéndose conforme vayan los nietos adquiriendo experiencia.