Con unas sandalias de suela de llanta y material reciclado, Ken Igarashi empezó en el negocio por internet en medio de la pandemia y ahora está enviando sus productos a diferentes partes de México y a otros países.
El emprendedor, nacido en Japón pero tapatío por adopción, inició con el proyecto al mismo tiempo que el coronavirus apareció en el mundo y como fue complicado promoverlo en tiendas físicas debido al confinamiento para evitar contagios, le apostó al comercio en línea, siendo sus principales clientes jóvenes entre 28 y 35 años interesados en el cuidado al medio ambiente.
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“Los productos que yo diseño y fabrico son para ayudar a reducir la contaminación y la basura que ya existe, no evitarla, porque todos tenemos ya la información de cómo evitar, pero qué pasa con la basura qué ya se generó o los productos que ya cumplieron su vida útil y están tirados y ahí nace la inquietud de empezar a fabricar productos nuevos”.
Las sandalias Zewa se fabrican en un pequeño taller donde trabajan cinco personas, cercano a la nueva central camionera, mismo que estaba al borde de la quiebra debido a la pandemia y renació con un nuevo concepto de diseño y confort de sandalias sustentables.
“Estas sandalias están basadas en las de San Juan de Dios, yo me basé en el diseño, pero nadie lo había visto de manera sustentable… El concepto es tomado y mejorado, porque algo que he aprendido es que lo artesanal no debe ser un souvenir, sino que se puede utilizar diario y por eso cambié el diseño, metí mucho confort, para que se pueda utilizar diario un producto artesanal y aparte sustentable”.
Para sus clientes además tiene una campaña de retorno del calzado que adquirieron y ya no están utilizando, para que Zewa reutilice la suela de la llanta en otras sandalias y deseche de manera correcta la parte de arriba y a cambio otorga un descuento de 20% para adquirir unas nuevas sandalias.
¿Qué costo tienen las sandalias Zewa?
Las Zewa tienen un costo de mil 499 pesos y algunos de sus clientes ya le están comprando varios pares para uso personal y para obsequiar, porque se convencieron de los beneficios del calzado hecho con llanta y sintéticos reciclados, como una pequeña aportación al planeta.
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“Me costó trabajo, pero cuando empiezas a transmitir la información respecto a que te preocupa y por qué creaste la marca, empiezan las felicitaciones de las personas respecto al proyecto, los nervios se van y es más fácil vender el producto”.
“Lo hecho en México está bien hecho y más si es sustentable”.