Jordi Sierra convive con sus lectores en la FIL

El escritor español disfrutó el espacio de la Feria Internacional del Libro

Viridiana Saavedra | El Occidental

  · jueves 30 de noviembre de 2023

Jordi Sierra i Fabra convive en la FIL 2023. Foto. Aurelio Magaña | El Occidental

El encuentro de Jordi Sierra con jóvenes en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara fue un éxito y en medio de carcajadas y anécdotas los minutos pasaron volando.

La cita fue al medio día como parte de Mil Jóvenes con Jordi Sierra y ahí el escritor de decenas de libros, el último de ellos Metaverso, cautivó al dirigirse en lenguaje coloquial a cientos de jóvenes que puntuales lo esperaron.

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“Esto no es una clase, no soy ningún maestro. Estamos aquí para divertirnos, pasar un buen rato y dicen que soy el autor español vivo que ha publicado más libros”, dijo al iniciar la charla en la que habló de su vida.

Les comentó que fue tartamudo y por eso sufrió acoso escolar, lo que no impidió que creciera como escritor a pesar del hostigamiento en la escuela y ahora sus libros dedicados a niños y jóvenes son de los prefedidos.

“El que pega en el fondo es un cobarde que le tiene pánico a la vida y no lo sabe y emplea su violencia para intentar ser algo y yo sufrí palizas, pero tenía un sueño y cada golpe que recibí me hizo más fuerte, recuerdo un día que me estaba dando golpes un tipo enorme y pensaba que sería siempre un matón, pero yo sería escritor y si te aferras a lo que crees en la vida tienes ganado mucho camino”.

Explicó que desde que tenía ocho años descubrió que su vida sería dedicada a escribir y con los pocos recursos económicos en su familia, donde no había televisor durante su infancia, su escape era leer.

Un libro al día leía y aunque era de historias del oeste o de extraterrestres, fue así como creó el hábito de la lectura, porque para él una premisa es “da igual lo que leas, pero lee”.

“Leer me salvó la vida literalmente, en mi barrio biblioteca no había, en mi colegio biblioteca no había, cómo leía tanto si éramos pobres: cada día mis vecinos me daban pan seco, diarios viejos, iba un señor que juntaba desperdicios y vendía ese pan seco y el diario del día anterior por media peseta y tenía en mi calle una librería de segunda mano y para mí eso era un palacio”.