El 12 de junio se conmemora el día mundial contra el Trabajo Infantil declarado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en México pese a los esfuerzos los resultados han sido intermitentes pues de acuerdo a el INEGI y su encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI) 2020 en el año 2015 se contaba con 3.6 millones de niños, niñas y adolescentes de entre 5 y 17 años en distintas labores, para 2017 la cifra disminuyo a 3.2 millones, en 2019 sube 3.3 millones y pada el ultimo registro se dispara a 3.7 donde especialistas apuntan a una inacción de las autoridades después de la pandemia.
Jalisco se ubica en el octavo lugar con 181 mil 902 niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 años según la última encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI) de INEGI mientras que el Estado se México ocupa el primer lugar con más de 380 mil y baja california se ubica en el último con 15 mil.
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Se considera trabajo infantil cuando un niño, niña o adolescente participa en una actividad productiva que se realiza fuera de la ley, por debajo de la edad mínima al empleo o en condiciones que afecten su desarrollo físico y mental dichas situaciones son comunes en las calles de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG), en hogar, puestos de comida, locales comerciales entre otros.
Aunque en el 2023 la Comisión Interinstitucional para la Erradicación del Trabajo Infantil (CITI) así como la Protección de los Derechos correspondientes a los adolescentes trabajadores en el Estado de Jalisco, que se auxilia por la Secretaría de Trabajo y Previsión Social de Jalisco (STyPS) pactaron la adhesión de la OIT como apoyo técnico para terminar con el trabajo infantil se busco al Secretario del Trabajo, Marco Valerio para obtener un informe de los trabajos y avances de la erradicación del tema pero no se obtuvo la entrevista.
Sin embargo el jefe del departamento de Desarrollo Social de la Universidad de Guadalajara, Ricardo Fletes Corona indicó que es difícil cuantificar las cifras, pero sí reconoce que existe un aumento de menores laborando que están expuestos a diversos riesgos y que durante y después de la pandemia de Covid-19 no han sido atendidos por las autoridades.
“Aunque el censo del 2020 no logro captar a toda esta población todo nos hace pensar que si todo lo que observamos en la calle, en el campo, en algunos lugares que requiere mano de obra infantil nos hace pensar que el número se ha estado aumentando y lo peor de todo es que no tenemos todavía estadística confiable al respecto, ya sea por ocultamiento o porque la propia actividad de niños, niñas y adolescentes pues está muy dispersa”
De acuerdo a la encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI) de INEGI la ocupación laboral de la población de 5 a 17 años no permitida indicó que en 2022, 58.1% fue de trabajadores subordinados y remunerados; 37.4% trabajadores no remunerados y 4.3% trabajadores por cuenta propia.
Destacan que la concentración de población infantil en ocupación no permitida fueron en el sector agropecuario con un 33%, el de servicio con 23.2% y comercio con 21.5% en estos se puede encontrar que el 39% de niños se ubican al sector agropecuario y el 32.3% las niñas se posicionan con el 32.3% en comercio y 32.2% en servicios.
Ahora bien, lo preocupante del tema es que los niños, niñas y adolescentes que mantienen una ocupación no permitida destinan una importante parte de su tiempo para realizarla. El 33.5% de menores de 5 a 17 años trabaja 14 horas por semana, el 18.1% tiene jornadas de 14 a 28 horas semanales, 34.2% más de 28 horas a la semana y el 13.7% no tiene un horario regular de trabajo.
En ese sentido El Occidental sostuvo una entrevista con Daniel N un adolescente de 15 años que labora en una taquería ubicada en el fraccionamiento Rancho Alegre de Tlajomulco de 7 a 11 de la noche, a él se le explicó que no tendría prestaciones de ley, un sueldo fijo y un horario pese a todo ello de lunes a sábado acude al puesto para ganar por propinas y así ayudar a sus padres con los gastos del hogar.
“El patrón me dio chance y me explicó cómo son las cosas pero no me importa porque en otro lugar no me van a dar trabajo y yo con lo poquito que saco le ayudo a mis papás no con mucho pero con eso ya sé ayudan para la luz o para comprar algo de comida, yo estudio en la mañana por eso no me voy tan tarde y a veces mi papá me recoge”.
Sofía N de 14 años trabaja en el fraccionamiento Silos en una verdulería propiedad de sus papás, por la mañana despacha en el local y por las tardes estudia, ella no tiene un sueldo pues su trabajo forma parte del apoyo económico para su hogar.
“Más que trabajo es apoyar a mis papás porque si ellos contratan a una persona le tienen que pagar y yo así les ahorro ese dinero aunque de vez en cuando sí me dan algo para pagar mis gastos de la escuela o algunas cosas que yo necesito”
Ambos casos entras en las estadísticas del INEGI que marca que los niños, niñas y adolescentes que realizan una ocupación no permites lo hacen por docentes motivos:
- 31.% lo hacen por gusto o ayudar.
- 22.7% para el pago de escuela o sus gastos.
- 11.4% porque en casa necesitan su apoyo
- 12.2% para pagar deudas.
Y aunque algunas de las acciones que realizan los menores parecieran ser nobles los efectos que estas actividades les pueden traer consecuencias considerables, el especialista del departamento de Desarrollo Social de la Universidad de Guadalajara, Ricardo Fletes Corona advierte que las ocupaciones no permitidas vienen acompañadas de efectos en en la salud mental y física de los menores.
“Hay trabajos que pueden alterar el ciclo normal de sueño y sus efectos pueden ser dañinos porque no descansan y tienen impacto fuertes como cuadros psicóticos u otros trastornos de aprendizaje, es decir el trabajo infantil tiene efectos negativos desde hoy hasta el resto de su vida”.
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La ocupación no permitida no solo se basa en los trabajos que desempeñan los menores en sitios específicos también existen ocupaciones peligrosas donde de los 2.1 millones de niños, niñas y adolescentes que trabajan el 57.5% realizaron actividades que afectaron su salud cargando cosas pesadas sufriendo problemas físicos.
“Por ejemplo los menores que trabajan en el campo descuidan su tiempo de recreación y descanso para crecer física y mentalmente cuando están dedicados a este tipo de trabajo si fuera de la ciudad hay muchos trabajos dedicados a esta actividad”
Fabricio N de 15 años labora en un taller mecánico, él forma parte de 42.9% de niños, niñas y adolescentes en actividad con exposición al riesgo ya que el sitio donde desempeña su trabajo no cuenta con las medidas de seguridad adecuadas y eso ya le ha causado daño en sus manos.
“Yo he aprendido con mi papá él sabe de mecánica y pues yo me vine a ayudarlo no me gusta la escuela así que aprendo de mecánica para en un futuro tener mi propio taller-¿Veo tus manos lastimadas?-la gasolina y el aceite te resecan las manos y luego el otro día me machuqué bajando una suspensión pero son gajes del oficio uno se acostumbra a todo”
Para el especialista de la Universidad de Guadalajara la pandemia causó un retroceso en la erradicación del trabajo infantil de 6 años aunque en parte también debe a la desatención de las autoridades que se han enfocado sólo en restauración económica más no en atender a los menores que realizan una actividad no adecuada para garantizar sus derechos.
“Los gobiernos estatales municipales y el Federal deben actuar yo diría incluso en un plan emergente para atender y disminuir a la mayor brevedad posible a reducir el trabajo infantil porque insisto que tienen consecuencias negativas para los niños ahora pero en realidad es para toda la sociedad porque en la infancia y la adolescencia está en mayor potencial de desarrollo intelectual y neuronal y si no se aprovecha esa época es difícil que se puedan revertir esos efectos más adelante”