Después de 10 años de haber iniciado la Guerra de Independencia, tanto el ejército realista como el insurgente estaban agotados y ningún problema social se había corregido.
Por ello, cuando se supo que en España el rey Fernando VII había restituido la Constitución de Cádiz en junio de 1820, una parte importante de la élite consideró cortar lazos con la Corona española y crear una nueva nación para lograr la paz, pero preservando sus privilegios y ceder sólo en parte a las demandas originales de Hidalgo, Morelos y de Vicente Guerrero que aún se mantenían en lucha.
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En la Intendencia de Guadalajara, la última resistencia militar insurgente significativa de la región había sido sofocada a finales de 1817 en Lagos y San Juan de los Lagos con la muerte de Pedro Moreno y Javier Mina, así como con la captura de Rita Pérez Jiménez.
Tras la restitución de la Constitución de Cádiz, la Intendencia pasó a ser la Diputación Provincial de Guadalajara cuyo jefe político tras celebrar elecciones fue quien ya gobernaba desde 1811: el realista español José de la Cruz.
En el país se proclamó el Plan de Iguala el 24 de febrero de 1821 encabezado por el antes jefe realista y después independentista Agustín de Iturbide, quien logró convencer a las distintas partes en conflicto involucradas de terminar con la guerra y empezar a reconstruir lo que ésta había destruido a partir de un nuevo imperio.
Ante dicha propuesta, José de la Cruz se negó a reconocer el Plan independentista, decisión en la que rápidamente se fue quedando solo.
El 13 de junio de 1821, en Tlaquepaque, el jefe militar Pedro Celestino Negrete, apoyado por los miembros de la Audiencia, del Cabildo Eclesiástico y del Ayuntamiento de Guadalajara, declaró la separación de la Diputación Provincial de Guadalajara de la Corona española.
Esto desconoció la autoridad de José de la Cruz quien tuvo que huir de Guadalajara.
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Al día siguiente, el 14 de junio de 1821, las distintas autoridades juraron la Independencia de este territorio. Con el paso de los meses la campaña iturbidista por la Independencia sumó adhesiones hasta lograr la entrada triunfal del Ejército Trigarante a la Ciudad de México el 27 de septiembre de 1821.
Ante la nueva realidad política se decidió mantener vigente como marco normativo la Constitución de Cádiz, mientras se creaba una Constitución propia para la nueva nación por parte de un Congreso Constituyente nacional conformado por representantes de las distintas Diputaciones Provinciales.
En Guadalajara, Pedro Celestino Negrete quedó a cargo de la jefatura política y militar. El 24 de febrero de 1822 se instaló en la Ciudad de México dicho Congreso Constituyente. Pronto ambas partes entrarían en conflicto.
El 21 de julio Agustín de Iturbide sería coronado como emperador de México y el 20 de octubre nombró a Luis Quintanar nuevo jefe político y militar de la provincia de Guadalajara.
El 31 de octubre el monarca disolvería ilegalmente al Congreso. Por lo que ante la ingobernabilidad y la crisis económica los antiguos insurgentes se reorganizaron logrando alianzas con algunos iturbidistas decepcionados por el autoritarismo del emperador.
Finalmente en enero de 1823 Antonio López de Santa Anna se sublevó en Veracruz y proclamó el Plan de Casa Mata declarando como ilegal al Imperio y la autoridad de Iturbide.
Varias regiones se sumaron al Plan incluida la Diputación Provincial de Guadalajara encabezada por Luis Quintanar, quien pese a sus afectos iturbidistas comprendió que el proyecto monarquista había fracasado volviéndose defensor de la provincia y del modelo de república federalista como gobierno.
Sin más opción, Iturbide renunció el 19 de marzo de 1823 y partió al exilio. En su lugar se estableció un triunvirato encabezado por Guadalupe Victoria, Nicolás Bravo y Pedro Celestino Negrete, quienes pretendieron continuar con la visión centralista de su predecesor, ante lo cual las posturas federalistas como la de Guadalajara fueron determinantes para salvar la unidad de la nueva nación a través del sistema federalista.
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En mayo de 1823 Luis Quintanar y la Junta de la Diputación Provincial firmaron y remitieron una circular a los 132 pueblos más importantes de la Diputación, donde consultaban su preferencia entre el federalismo o el centralismo como forma de organización política de Jalisco.
Las respuestas a favor de la república federal fueron contundentes. De acuerdo al maestro Enrique Ibarra Pedroza, este ejercicio podría considerarse como la primera consulta popular en la historia del estado.
Los miembros de la Junta de la Diputación Provincial de Guadalajara reunidos en sesión extraordinaria el 16 de junio de 1823 declararon la creación del “Estado Libre de Xalisco”.
Siendo así Jalisco el primer estado en erigirse marcando una postura soberana frente al gobierno central. En el acta de dicha sesión se estableció el “Plan Provisional del Nuevo Estado de Xalisco” que consideraba la conformación de un congreso constituyente que crearía una constitución para Jalisco, afín al sistema federal mexicano en construcción.
Luis Quintanar quedó al frente del gobierno provisional, siendo el primer gobernador de facto de Jalisco. Hoy Jalisco celebra 200 años de libertad y de autonomía, de federalismo y de patriotismo. 200 años de la integración de los pueblos que le dan vida a Jalisco, el primer estado de México.