“Bajo ataque se encuentran los migrantes mexicanos en Estados Unidos”, ante la amenaza de deportación por el Presidente Donald Trump “que tiene las llaves del poder”, declaró Ramón Becerra, activista y asesor de la Federación Sindical Americana en Estados Unidos.
Por eso las iglesias se han convertido en un refugio porque es un sitio religioso que hasta ahora han respetado las autoridades de migración. Se está asesorando a las familias, que están temerosas, no salen de sus casas y no van a trabajar.
Por lo menos se tienen detectadas siete ciudades en Estados Unidos que familias enteras que están refugiadas en iglesias “en lo personal he visto 45 familias están en iglesias”, externó el defensor de derechos humanos y de migrantes que fue reconocido por la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado.
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Habló que tienen una estructura con siete sindicatos que se enfocan en temas migratorias, uno de ellos es la Lucha Sindical Latinoamericana, “estamos empoderando esa organización para que luchen en todo el país en el tema migratorio, en esa lucha trabajan con otras organizaciones comunitarias con el apoyo de nosotros, les damos los recursos e información y asesoría a la comunidad migrante que está bajo ataque en este momento, y eso implica política en la Casa Blanca y en el Congreso y en las ciudades donde las familias sufren con las redadas”.
Principalmente en las iglesias y a través de sindicatos y organizaciones sin fines de lucro trabajan con asesoría “diciéndoles como cuidarse, y tenemos que proteger a todas las personas, que hacer y cómo hacer”.
Respecto al trabajo del Gobierno Mexicano a través de la Cancillería, “tenemos un trabajo con los consulados mexicanos que están en coordinación con las organizaciones de migrantes, están haciendo todo lo posible por ayudar a la comunidad, las iglesias por ayudar al Gobierno de aquí”.
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Está afectando bastante esta situación a las familias, “no salen de sus casas, llaman a las iglesias, las iglesias nos llaman a nosotros y las iglesias nos ayudan mucho, les decimos construyan espacios para las personas”.
Registran otro problema que al no ir a trabajar, no tienen dinero para comprar comida, añadió. En las iglesias se prepara las comidas y se distribuye a las familias, manifestó el defensor de los derechos humanos y migrantes.Citó el caso de la migrante Elvira Arellano que vivió dos años en la iglesia “es un territorio religioso que han respetado”.