Carmen Lara pasó 23 años de su vida en el penal femenil de Puente Grande en Jalisco. Recobró su libertad hace casi un mes y mientras estaba privada de su libertad estudio y terminó la carrera como licenciada en Derecho; sin embargo, aunque anhelaba obtener su libertad hoy se enfrenta a una nueva realidad al sentirse desubicada ante una ciudad diferente a la que dejó y en donde la tecnología avanzó vertiginosamente.
Pero ni esas desventajas a las que se enfrentó al salir a la calle fueron un obstáculo para buscar hacer lo que le gusta y una de sus metas es la de poder brindar asesoría a la internas que aún no han sido sentenciadas y llevar su juicio ya que no desea que ninguna pase la misma historia que ella.
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Carmen explica que todos estos cambios y baches que deben brincar inicia desde el momento en el que son ingresadas y sentenciadas por el delito que cometieron y en ocasiones pasan años sin ser llevadas a un juicio; en este proceso los amigos, la familia, los hijos, esposos, todos se alejan en muchos de los casos y en especial la vida se les va poco a poco, algunas de ellas salen con más de 60 años, otras con menos.
Ella pasó 23 años de su vida en el penal y a quien hace 10 años y tres meses una jueza se negó a aceptar pruebas a su favor que pudieran permitir su salida del penal en el 2013, padeció las injusticias de la justicia. Recuperó su libertad hace un mes luego de que “pasé 23 años de mi vida en este lugar con abandono institucional en donde casi el 90% de las internas no tiene una sentencia definitiva y eso es impactante, yo duré muchos años para que me sentenciaran, pudiendo haber obtenido mi libertad hace 10 años pero por el impacto y todo lo que ocasiona fue 10 años después porque la jueza que me tocó no me hizo válida la reparación de daños y el hombre que venía conmigo sí lo hizo, es increíble que una mujer me perjudicó con 10 años de mi vida”.
Sin embargo al salir se enfrentan a una nueva realidad, muchas veces sin un sitio a dónde ir a vivir, sin trabajo, donde todos desconfían al saber que acaban de recuperar la libertad y “yo me sentí en el limbo, no sabes qué hacer, no estás ubicada, la tecnología muy avanzada, todo ha cambiado demasiado y casi todo es extraño. Pero lo peor que no te dan trabajo porque estuviste detenida, no te dan la confianza ni la segunda oportunidad”.
Y en su caso su familia “se destruyó porque mis hijos se fueron con diferentes hermanas pero al detenernos a nosotras también detienen a toda la familia”. Otro caso es el de Rebeca, que aún está dentro del penal, se preparó académicamente y está a punto de concluir la maestría de criminología, pero ni eso es suficiente para tener garantizado un empleo.
Por eso su intención es tratar de trabajar en los centros penitenciarios para dar su apoyo a las personas que están recluidas, salgan adelante y tengan una base. Dentro del penal se viven con carencias y se necesita que “de forma individual a cada una se le escuche porque todas tenemos un estilo de vida que llevamos anteriormente y eso se deben basar para que nos puedan apoyar en todos los aspectos”.
Desde su propia experiencia ella narra que al momento de ingresar al penal prácticamente se quebró, cayó en depresión y la vida cambió radicalmente porque “pierdes todos tus derechos, pierdes amistades, la cercanía con la familia, una estabilidad, entras en un estado de duelo en donde tienes que empezar desde cero prácticamente”, por eso recomienda buscar superarse y todas de alguna manera se vuelven una familia. Por eso pide a la sociedad en general que a las mujeres privadas de su libertad no se les estigmatice porque muchas personas tienen la percepción de que son malas o que tienen ideas negativas, pero no es así, la mayoría se siente positiva.
"En lo que va de la administración hemos logrado la libertad de mil 500 mujeres y de ellas ninguna ha reincidido ni han regresado al penal Femenil de Puente Grande por ningún otro delito, ya que el tema de la reinserción social se abordó como un tema de agenda de seguridad y eso es lo que motivó que haya en la historia de Jalisco un antes y un después”, explicó el titular de Reinserción Social, José Antonio Pérez Juárez.