Aunque hay agua suficiente para no tener escasez en 2022, ya que el temporal dejó a un lago de Chapala cerca del 74% y la mayoría de las 23 presas de la entidad, hay que cuidarla, afirman investigadores de la Universidad de Guadalajara, que si hacen observaciones sobre la calidad del líquido.
Especialmente destacan casos como el de Cajititlán, que ha dejado de ser literalmente “un W.C.”, por lo que urgieron a que se implementen medidas para garantizar que este espacio limpie sus aguas.
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El maestro Eduardo Juárez Carrillo, director del Instituto de Limnología del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA), explicó que todo es resultado de las lluvias extraordinarias.
“Tenemos una perspectiva buena. Creemos que podemos subir a 75 por ciento el nivel del lago, lo que sería muy importante para Guadalajara, al tener la certidumbre de que este año vamos a tener agua”, mencionó
El investigador explicó que hasta el 28 de octubre pasado el Lago de Chapala ubicaba su cota en 95.99, lo que representa estar a 73.99% de su capacidad, es decir, aproximadamente cinco mil 500 millones de hectómetros cúbicos de agua.
Descartó que se replique el en los próximos meses el mismo escenario que se tuvo en 2021, de poca agua, todo debido al alto nivel en el que se encuentra este cuerpo de agua.
“El lago está prácticamente en uno de sus mejores años durante este siglo, aunque hemos tenido fechas con mejores niveles: en 2018 la cota máxima fue de 96.76, lo que representó 70 centímetros más”, apuntó.
La mitad del agua que se usa en el Área Metropolitana de Guadalajara proviene de Chapala, mientras que el resto se obtiene de pozos y mantos freáticos. No obstante, dijo que el 50% del líquido que se envía a la ciudad puede perderse en el camino debido a la calidad de las tuberías o a fugas en éstas.
Juárez Carrillo dijo que la Comisión Nacional del Agua (Conagua), si quiere mantener los niveles del lago, debe empezar por revisar las concesiones que se expidan a las propiedades en las cercanías del lago, así como los permisos y límites a actividades como la pesca.
El aumento en la capacidad del lago también se refleja en la cantidad de especies de peces para consumo humano, agregó el investigador.
“Hemos demostrado cómo, con respecto al aumento de la cantidad del nivel del lago, hay mayor cantidad de productividad y se pesca cada vez más, y las cooperativas pesqueras van a aumentar sus actividades, como se observa muy bien con el charal”, consideró.
La calidad del agua
El investigador del CUCBA compartió que el Lago de Chapala es uno de los más antiguos de América Latina, y debido a sus características presenta focos de contaminación en puntos como la desembocadura que tiene el Río Lerma-Santiago.
“En general, está más contaminado al entrar en la parte que viene del Río Lerma, que viene desde cerca de Toluca hasta Guadalajara y que atraviesa otras ciudades del Estado de México, Guanajuato y Michoacán, donde se vierten algunos contaminantes”, denunció.
Hizo mención al lirio que invade el lago, al que le reconoció que cumple con funciones básicas, pero también en exceso produce evaporación de agua, y el nivel del lago se ve afectado, además de que estas plantas bloquean la entrada de luz y dificultan los procesos fotosintéticos de algunas especies de plantas que habitan ahí.
“Hay que empezar a cuidar más el agua. Si bien Guadalajara toma entre 30 o 40 centímetros del nivel del agua del lago, las temperaturas extremas y el cambio climático van a hacer que perdamos más agua cada año. Aproximadamente, el lago pierde 1.20 metros de agua por evaporación y porque la toma Guadalajara”, informó.
Ya sobre Cajititlán, Juárez Carrillo refirió que es uno de los más contaminados: “Hay que buscar la manera de limpiar la superficie del agua. Lo ideal sería abrir las compuertas y sacar el agua de Cajititlán en gran medida, naturalmente para bajar los contaminantes y así dejar que, entre agua por el Arroyo de los Guayabos, que podría meter hasta 60 centímetros de agua limpia”.