Durante la misa de bienvenida a la Virgen de Zapopan en su Basílica, el cardenal y Arzobispo de Guadalajara, José Francisco Robles Ortega destacó que la pandemia evidencia la crisis que se vive y que "nos hemos acostumbrado a vernos desde el precio económico y no desde la dignidad humana, como humanidad hemos caído en lo más bajo al poner precio a la vida de una persona".
Advirtió que el país "corre el riesgo de la división, enfrentamiento y encono". Así mismo, advirtió de la grave crisis ecológica, agudizada por la pandemia.
La basílica -en su interior- registró sólo 48 invitados especiales guardando todas las medidas sanitarias y protocolos de sana distancia.
"Hoy nosotros delante de Dios debemos hacer un profundo examen de conciencia personal y socialmente para llegar asumir nuestras responsabilidades de los males que nos aquejan, que están produciendo división, violencia, muerte y desolación".
Debido al Covid-19, el prelado que encabezó la ceremonia eucarística en honor a "La Generala", manifestó que "ciertamente la pandemia del coronavirus no ha generado esta crisis que vivimos, sólo la ha puesto en evidencia frente a nuestra conciencia que la ha agravado".
"Todos los que estamos padeciendo las consecuencias de una injusta relación entre nosotros, pues nos hemos acostumbrado a vernos desde el precio económico y no desde la dignidad humana. Como humanidad hemos caído en lo más bajo cuando ya no se respeta a la persona humana en su dignidad, ni se respetan sus legítimos derechos cuando se pone precio a la vida de una persona".
El Papa Francisco en su nueva encíclica advierte que en vez de "vernos como hermanos, acentuamos las diferencias hasta considerarnos enemigos".
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González Ortega expuso que "precisamente nuestro país corre el riesgo de la división, del enfrentamiento y del encono entre las distintas formas de entender la vida, la economía, la sociedad, en vez de sumar y construir desde las legítimas diferencias de un país justo, solidario y en paz".
También existe una grave crisis de orden ecológico que pone en grave riesgo la vida humana sobre el planeta y que ensombrece el futuro próximo.
Esta crisis es igualmente agudizada por la pandemia del Covid-19 , "quizá su causa es provocada por la ambición desmedida y por la falta de solidaridad con los más pobres y con las futuras generaciones", añadió.
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El Arzobispo de Guadalajara, dijo que el "clamor de la tierra sube al cielo para implorar la intervención del creador a fin de restablecer el orden originario. La naturaleza nos puede cobrar y en cierta manera ya nos está cobrando con una factura muy cara y que desgraciadamente como lo vemos en los desastres naturales lo pagan generalmente los que menos tienen. Quizás las futuras generaciones lo paguen aún más caro, ya que tendrán que lidiar con una muy baja calidad de vida provocada por las decisiones de sus padres y abuelos".
Se hizo un recorrido atípico con la Virgen de Zapopan, sin fieles y sólo acompañada por su guardia, elementos de seguridad y autoridades eclesiásticas.
El cardenal subrayó que "en medio de tanto sufrimiento y dolor por la enfermedad, la pobreza, la violencia, la muerte y otros graves dolores que tenemos, nuestros cantos y júbilos por la intercesión de la Imagen bendita".
Agradeció la intercesión de la Patrona de la Arquidiócesis de Guadalajara, tras visitar la ciudad episcopal y su zona conurbada.
"Para implorar su intercesión a fin de vernos libres de todo mal, espiritualmente está presente toda la Iglesia de Guadalajara para honrarla como su amada patrona, al contemplarla enfrentamos y aprendamos con su ejemplo y maternidad la forma de ser iglesia misionera, sinodal y samaritana".
Se están celebrando los nombramientos como Generala y Reyna en su bicentenario y centenario, respectivamente.
Refirió, que la imagen de la Virgen recorrió las calles en este atípico año para consolar "con su maternal presencia, a ella encomendamos nuestros esfuerzos pastorales para que los pasos del proceso pastoral que se concrete en la gran misión de la misericordia podamos ir al encuentro del hermano que sufre para ayudarlo y consolarlo en nombre de Jesús el buen samaritano. A ejemplo de ella, debemos ser mujeres y hombres de esperanza, de la esperanza activa que adelanta y anticipa lo que por gracia se espera recibir de la misericordia de Dios".
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Agregó que la esperanza vivida no nace de la previsión optimista de lo que desde ahora se podría conseguir con empeño de aquello que ya está incoado o por germinar en la historia y podría desarrollarse por planificaciones humanas.
"Se trata más bien de una esperanza que brota de la fe en el Señor, que se funda en la confianza y promesas del Señor de la historia que permanece siempre fiel con su pueblo".
Frecuentemente las personas de fe se dan cuenta que humanamente no hay forma de encontrar una salida ante la realidad tan difícil y oscura, "pero confían plenamente en que la fuerza de Dios cambiará esa situación", apuntó.
Sin embargo, subrayó que la fe implica en primer lugar asumir la responsabilidad personal y social en las causas de los males que afligen, así como en segundo lugar en suscitar la esperanza en la fe.
No se trata de un presagio de ciego destino y de un castigo arbitrario de Dios, sino de una consecuencia de las malas e injustas acciones de todos", señaló el Cardenal José Francisco Robles Ortega.
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