Organizaciones y representantes de los pueblos afectados por la contaminación realizaron su mesa 18 de trabajo y una macro gira más por cuerpos de agua, ahora partiendo de Cajititilán, en Tlajomulco, en sentido inverso, hacia la Presa de Valencia, donde habitantes alzaron la voz ante el riesgo de que les pueda suceder lo mismo que pasó en Cajititlán.
En el trayecto encontraron decenas de descargas de aguas residuales de los fraccionamientos de la zona y de las industrias asentadas en ese tramo, incluso una de ellas a un costado de un centro de salud. Recorrieron los municipios de Tlajomulco de Zúñiga y Acatlán de Juárez.
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El presidente del Foro Socioambientalista Guadalajara, Enrique Lira, activista en la materia desde hace décadas, aseguró que lo hacen para apoyar al gobierno, evidenciar lo que se tiene que hacer y se de respuesta en tiempo y forma al llamado que hecho la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos.
Al paso estuvieron por Cuexcomatitlán, San Miguel Cuyutlán, y en la presa de Valencia fueron recibidos con alimentos y pancartas, por parte de los pescadores y habitantes, quienes lanzaron consignas en el sentido que no quieren que la presa, donde confluye flora y fauna, se vaya a vivir una tragedia como la de Cajititlán.
Recordaron los capítulos de alta contaminación por la que ya pasó la presa y la merma que ocasionó eso en sus negocios.
Hoy piden -junto con los niños- juegos mecánicos, columpios, volantines y que se cumpla con lo que dice la Constitución local en el sentido de que cada industria y municipio deben tratar su agua residual y reutilizarla, aportar desazolvar y cubrir los daños causados.
Pidió que sean convocados y juntos analicen los puntos de descarga, los sitios donde operan las plantas de tratamiento y luego regresan el agua a que se vuelva a mezclar con la contaminada.
Esto, insistió, ha atraído problemas de salud, muerte en la fauna, economía en las personas pesca y sobre todo personas enfermedades renales, casos que aún no son visibles para la autoridad.