En un recorrido realizado por El Occidental, el común denominador de la población: la mujer embarazada que tiene que trabajar y se mueve en camión porque vive al día, el de la tiendita de abarrotes que debe abrir todos los días desde las seis de la mañana, gente en condiciones vulnerables como los indigentes, el vendedor ambulante o quienes obligadamente tienen que ir a los hospitales debe hacer frente a la pandemia del coronavirus Covid-19 como un día normal.
Para ellos no existe que puedan irse a sus casas y desde ahí trabajar o estar con sus hijos, ya que lo que se tiene es un doble discurso, citaron a este medio de comunicación.
“Si todo bien, suspenden clases, cierran empresas o bajan sus ritmos, cierran parques, casinos, antros y bares y el ¿Gobierno se puso a pensar que haremos? Les pueden aplaudir con tal medida, pero yo vivo al día y requiero trabajar, a mí nadie me va a pagar por ir a encerrarme en mi casa”, manifestó Beatriz Íñiguez, quien labora en la informalidad.
“Mis hijos no tendrán clases, pero habrá una guía para que se pongan en la casa a estudiar, ¿quién los cuidará en primer lugar? Segundo: ¿Quién estará con ellos para enseñarles? Yo tengo que trabajar, si no ellos no comen, soy madre soltera”, agregó.
Lágrimas ruedan por su rostro, mientras habla por teléfono y señala afuera del Hospital Ayala del IMSS: “¡Mi mamá se murió!” ¿Quién me va a ayudar? Afligida, angustiada y fija su mirada al frente, mientras a su lado pasa la gente unos con cubrebocas, otros sin ninguna protección, unos sentados uno al lado del otro en las afueras del nosocomio que como medidas que implementó está el poner gel a todo el que ingresa y su personal de seguridad pregunta ¿a dónde va? ¿Tiene cita? Y sólo puede ingresar el interesado, su acompañante se queda afuera. La excepción son los adultos mayores y gente que va en silla de ruedas ahí sí dejan pasar a sus acompañantes (uno).
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En el camión, la espera es por minutos de una mujer embarazada con varios meses de gestación, se sube a la unidad de la ruta 30 que va con todos los pasajeros sentados, pero conforme circula se va llenando, unos pasajeros traen cubreboca, la mayoría no.
En la calle, la gente que no trabaja en el Gobierno y a quienes se les permitió ausentarse como mujeres embarazadas, adultos mayores de 60 años o quienes presentan enfermedades respiratorias, debe continuar sin que nadie les ayude porque el Gobierno no ha volteado a verlos.
Son personas que trabajan en la informalidad, jóvenes que laboran en restaurantes, antros y bares como meseros o hostess, lavando platos, etcétera, y si cierran negocios no les pagaran, ya que no cuentan con prestaciones y sueldos fijos, ¡aquí qué! ¿Cómo van a ayudar?" aseveró Karen, joven de 24 años que trabaja como mesera en uno de los restaurantes de avenida Chapultepec.