En el fin de semana intermedio de las vacaciones de Semana Santa y Pascua la zona turística de Tlaquepaque comienza a lucir como en sus mejores tiempos, con gente en todas sus calles e ingresando a la mayoría de los establecimientos, en donde se ven letreros con las medidas preventivas contra Covid-19.
Es tanta la concurrencia de paseantes por la zona mágica del Centro de Tlaquepaque que algunos de los que deseaban ingresar a comer a los restaurantes de corredor peatonal debían esperar al menos 30 minutos para poder ingresar a los establecimientos, algunos comensales se aventuraban a retar el gruñir de estómago y esperar para disfrutar de la comida que se les antojó, otros de plano salía de los lugares para buscar mejores alternativas.
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Las enormes esculturas ubicadas a lo largo de las casi ocho calles que comprende este corredor turístico era motivo para los turistas se colocaran al lado de ellas para tomarse la fotografía del recuero con su mejor pose y con la escultura que más le gustaba, ya fuera la de independistas, los revolucionarios, la niña voladora, los gorditos, las calaveras, los cerditos, no importaba si eran de bronce o de otro material.
Ni el calor que provocaban los más de 28 grados centígrados a la sombra fueron motivo para que los turistas o visitantes de la zona se formaran para comprar una nieve, esperar su turno en el restaurante, comprar agua o para pasar cada uno de los filtros en los que se aplicaba gel y se tomaba la temperatura.
Así con cubrebocas de todo tipo y estilo, la mayoría de los paseantes caminaban por las calles del Centro de Tlaquepaque, pero también había los que no lo llevaban con el pretexto de beber sus líquidos, comer una nieve o llevar algo de alimento en la boca. Algunos llevaban cachuchas, gorras, sombreros y hasta sombrillas para protegerse de los candentes rayos del sol mientras decidían qué hacer en esos momentos.