Por que su trabajo está de por medio, los pepenadores del tiradero los Laureles, que este año duró cinco años en incendio, es un gran foco de contaminación y a decir de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos de Jalisco debe ser cerrado, se manifestaron a las afueras del edificio del defensor, dicen que de clausurarse, decenas de ellos se quedarán sin trabajo. Fue la primera parada de un recorrido que se prolongó hasta el Congreso del Estado, la primera parte en trece camiones y la segunda a pie.
Se vivieron momentos de tensión, toparon con policías, hubo discusiones y es que en todos los casos dejaron una huella: Basura. “Necesitamos que dé la cara el titular de Derechos Humanos y saque las manos de la fuente de trabajo de los pepenadores, no al cierre de Laureles, no al cierre de los tiraderos de basura, son necesarios como tan necesarios somos todos”, expresó uno de ellos, que insistía en que bajara Alfonso Barrón para entregarle un escrito.
Chécalo:
Se apostaron por la calle Pedro Moreno, cerraron el tramo de calle entre General San Martín y Marsella, y ahí dejaron costales con basura. Policías municipales de Guadalajara llegaron para conminarlos a dejar libre la vía y a punto estuvieron de los golpes, al grado de que los gendarmes optaron mejor por retirarse, antes de que aquello pasara a mayores.
Araceli Batres, que lideraba el grupo, aseguró que “Detrás de todo esto están las manos sucias de muchos fraccionadores, que tienen el interés precisamente de urbanizar”.
Calculan el número de afectados en unos 800 pepenadores con sus respectivas familias que se mantienen literalmente de la basura, situación que, a decir de ellos, no se está considerando, mucho menos -cuestionaron- por quien se supone que vela por los derechos humanos. De ahí partieron al Congreso del Estado donde realizaron expresiones similares.