El fenómeno de Mafalda y su impacto en la vida de millones de personas difícilmente se podrá repetir en México o el mundo, señaló el caricaturista político Rafael Barajas, pero destacó que en nuestro país hay grandes exponentes como Rius.
“Lo que pasa es que Mafalda es un fenómeno único y en ninguna otra parte del mundo va a surgir una Mafalda, lo que sí puedo decir es que aquí sí tuvimos a Ríos con los Supermachos que consolidó un fenómeno mediático fantástico porque era una revista de historietas que básicamente hacía la crítica del régimen dominante y la hacía mediante una serie de metáforas mediante las cuales todos los vicios de la clase política mexicana se concentraban en un pueblito llamado San Garabato Cucuchá, entonces no tenemos una Mafalda pero sí hemos tenido un Rius y hemos tenido otros fenómenos que sí son importantes“, indicó.
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Rafael Barajas participa en la Feria Internacional del libro para presentar la antología llamada “Caricaturistas precursores de la Revolución Mexicana” en donde habla del impacto que tuvieron en el régimen de Porfirio Díaz y la presidencia De Francisco I. Madero.
Mencionó que la antología es una investigación amplia sobre caricatura y la libertad de imprenta en México establecida en la era liberal y se mantiene con sacrificios hasta la Revolución Mexicana, pero “se pierde con la corrupción de la prensa, se pierde cuando Porfirio Díaz cambia los cánones de lo que debe ser la prensa dominante, subvenciona periódicos, le paga a los grandes rotativos y genera una nueva cultura periodística, la cultura de la gacetilla, del periódico que cobra y todo esto sobrevive hasta que llega Madero”.
Con ese cambio de régimen al nuevo presidente la “gran campaña de difamación de Madero la hacen los miembros de la prensa porfiriana, ahí es en donde se acaba la libertad de prensa”.
Eso se debe al desprestigio y un descrédito los periódicos que va a durará décadas. “Hay que decirlo, las campañas de desprestigio no es libertad de imprenta, sin actos de fuerza de grupos de interés y de grupos de poder. En aquel entonces y hoy en día la principal amenaza no se encuentra en el Gobierno, sino en el control monopólico que tienen los grandes capitales”.