"El caricaturismo no da para lujos para comer y vestir, pero es una bonita profesión", así define a esta profesión el que es quizá el mexicano más reconocido en materia: RIUS.
A veces parece que salen hasta en la sopa y siempre los encuentras en la FIL, en otras ocasiones, de lejos, los ves en un café o caminando como simples mortales en la jungla tapatía.
Son los caricaturistas tapatíos, que en su alineación siempre lleva a Trino, Jis y Falcón, que unieron poderes para charlar en la mesa: Tapatíos de corazón.
En un ejercicio de estar recordando cosas que pasaron hace mucho tiempo, el trío de caricaturistas hablaron de sus inicios, de cuando Falcón fue maestro de los otros dos, de cómo nació Galimatías, una revista que mediante monos y caricatura abiertamente criticaba la política y otras cosas que se les atravesaba.
"Pertenecemos a una etapa que hizo una irrupción en Guadalajara de un tipo de humor que no existía. Guadalajara no estaba abierta a nuestras publicaciones, había censura total. Pero nos dimos cuenta que estábamos en un mismo canal de humor, queríamos expresarnos, pero no había donde. Entonces nació la revista y el colectivo, aunque primero nos publicaron en la Ciudad de México y después ya aquí en Guadalajara", recordó Manuel Falcón.
Ya aterrizando sobre la actualidad y lo que ha representado su trabajo en sus más de 20 años de carrera, hablaron de cómo han tenido que adaptarse y evolucionar para no perder a su público.
"Los espacios están disminuyendo, tenemos años de no comprar un periódico, todo ya está en las redes sociales. Vivir en una ciudad cerrada, que ha cambiado, Guadalajara fue abriéndose y nosotros camino, Guillermo del Toro, que era flaco, hizo una revista con nosotros que se llama Caspita, y cada quien se fue yendo a lo suyo, fue una generación que explotó su talento en su especialidad", aportó Trino.
En este camino, han tenido que ir quitándose la marca de la censura, que su humor ha sido aceptado y que incluso puede vender.
Eso les ha permitido quitar lo "mocha" a la ciudad, y de ahí han logrado dar pasos para mantener viva su pasión, sacudiendo a esas reglas puritanas.
"Tuvimos la buena fortuna que nos tocaron periódicos liberales, eran permisivos y nos decían que no nos autocensuremos, ese fue un grito de guerra. Nosotros le ampliábamos el criterio a los editores", aportó Jis.
Las anécdotas de estos tres parecieran no tener fin, hablaron de las adicciones de la esposa del presidente Zedillo, de amenazas de políticos como Salvador Cosío y Alberto "Bebeto" Cárdenas Jiménez, encañonamientos, violencia, y cómo fue crecer sin tener una comisión de los derechos humanos para defenderte.
Lo que sí, es que siguen tratando de abrir puertas, de llevar su humor sin censura y sin ganas de detenerse y caer en lo políticamente correcto.
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