El trabajo infantil en Jalisco, que se encuentra por arriba dela media nacional, alcanzó ya el tráfico de drogas, la mendicidadforzada y el mercado sexual, revelan investigadores de laUniversidad de Guadalajara (UdeG), que detectaron este tipo deprácticas en la Zona Metropolitana de Guadalajara.
Es consecuencia, afirman, de las condiciones de exclusión einjusticia social que prevalecen en el país.
Como EL OCCIDENTAL lo dio a conocer el fin desemana pasado, el fenómeno del trabajo infantil, lejos de ir a labaja, aumenta. Desde hace tres años en Jalisco se encuentra porarriba de la media nacional y con tendencia de incremento.
Los investigadores Ricardo Fletes Corona, jefe del Departamentode Desarrollo Social, y María Rita Chávez Gutiérrez, profesorainvestigadora del mismo departamento, del Centro Universitario deCiencias Sociales y Humanidades (CUCSH), en el Día Mundial de laErradicación del Trabajo Infantil, que se celebró este lunes,señalaron que hay diferencia entre las cifras, pero sonprecisamente las del Instituto Nacional de Estadística yGeografía (INEGI) -que le dimos a conocer aquí- las que “síreflejan focos rojos que se deben atender”.
“En Jalisco, según elINEGI, tenemos la tasa más alta (10.3) con relación a la medianacional, que es de 8.10. Sin embargo, la Secretaría del Trabajodice que en 2015 había 200 mil niños, y el mismo año, la UNICEFhabla de 137 mil 646 niños trabajando aquí, de los cuales, tresmil trabajan en la calle, según el DIF, y 51% están en la ZonaMetropolitana de Guadalajara”, afirmó ChávezGutiérrez.
El INEGI reporta cuatro mil 500 niños en el campo de Jalisco,con actividad de jornaleros agrícolas. No obstante, ChávezGutiérrez puso en duda esa cifra, pues en sus investigaciones, tansólo en el Valle de Sayula llegó a contabilizar tres mil 500trabajadores infantiles.
“En 2008, la Zona Metropolitana reportaba tres mil 674 niñostrabajando. De éstos, el 30.64% fueron niñas. Esto contrasta conlas cifras que había en los años 80 cuando empecé a trabajarestos temas para el DIF. En esos tiempos la proporción de niñasdifícilmente llegaba al 5%. Sólo en Guadalajara subió a 32%.Quiere decir que inexorablemente el trabajo infantil femenino havenido aumentando. Eso implica mayor riesgo, una niña en calle lahace vulnerable a explotaciones y vejaciones”, apuntó FletesCorona.
Resaltaron que los programas sociales que trabajan con estapoblación, dijo, son insuficientes. Pero luego, puntualizóRicardo Fletes: “Estoy convencido de que el número de niñas yniños que trabaja en la calle ha venido aumentando, aunque se havenido pulverizando en la zona urbana. Hay cruceros muy disputados,en Federalismo o Hidalgo y Javier Mina. Y ante la saturación delmercado se han ido a otros cruceros”.
Pero hay más aún, las nuevas formas de trabajo infantil querayan en la esclavitud han sido detectadas en Zona Metropolitana,como lo detalla Chávez Gutiérrez en sus investigaciones, talescomo: La explotación sexual en todas sus vertientes, la mendicidadforzada, la utilización de niños para distribución deenervantes, y en jornadas extenuantes de hasta 35 horas a lasemana, lo cual, consideró, es demasiado para un infante.
Como EL OCCIDENTAL lo dio a conocer, el trabajoinfantil, además, interfiere en su escolarización, afecta en susano desarrollo y es peligroso y perjudicial para su bienestarfísico y mental.
Fletes Corona y Chávez Gutiérrez coincidieron en que estefenómeno es consecuencia de un modelo económico desigual y lasineficaces políticas públicas en la materia, pero también de lairresponsabilidad social de los adultos que les endilgan a lasniñas y niños una obligación que no les corresponde.