A 32 años de la tragedia de las explosiones del 22 de abril en el Sector Reforma de Guadalajara existen sobrevivientes que aún recuerdan el estruendo que les cambió la vida, cada vez son menos. Las huellas del desastre se borran, los barrios se han vuelto a repoblar y en muchas ocasiones por habitantes que ni siquiera saben que viven arriba de un colector.
La señora Adela, habitante de la calle Río Suchiate esquina con Río Rhin, asegura que ha pasado toda una vida pero para ella es un recuerdo imborrable: Pasaban las 10 de la mañana, día tranquilo con poca actividad por el periodo vacacional; ella se ubicaba dentro de su vivienda de tres recámaras y tras escuchar un “tronido”, el desconcierto la invadió pues al momento no sabía lo que había ocurrido.
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Fue al tratar de salir a la calle cuando notó que la puerta de su casa no se podía abrir ya que se había atrancado con el piso; como pudo logró destrabarla y fue ahí cuando observó que el asfalto ya no existía. “Lo vivimos de forma trágica porque el suelo se bajó, las puertas se bajaron y no podíamos salir, quedamos atrapados sin que se nos cayera la construcción porque en esta zona a nadie se le cayó solo se cuartearon, todo se estropeó pero no se cayeron, a partir de ahí nos dimos cuenta de lo que estaba pasando. En cuestión de minutos nos empezaron a evacuar y nos fuimos con lo que traíamos en la mano porque nos decían que había peligro de otra explosión y conforme pasó el día nos dimos cuenta de la verdadera tragedia”, indicó la señora Adela.
Versión oficial y PEMEX
La versión oficial de acuerdo al gobierno del estado y federal de aquel momento fue que se había derramado gasolina al sistema de alcantarillado en el sector reforma y que dicho líquido concentró los gases que no pudieron dispersarse e hicieron que explotara el colector de la zona.
Pemex fue señalado más adelante como responsable. Esa versión fue una de tantas que en el momento recibieron las personas que salían de sus hogares a refugiarse en los distintos sitios que la autoridad disponía, otros decidieron irse con familiares o amigos de otros municipios de la Zona Metropolitana donde no se corría peligro de otra explosión y se contaba con todos los servicios públicos.
Fallecidos, lesionados, desaparecidos y casas
Por parte de la autoridad se habla de 212 personas fallecidas; mil 800 lesionadas y 69 desaparecidas; más de mil 400 casas afectadas; 450 comercios, 100 escuelas, 600 vehículos afectados y 11 kilómetros de calles dañadas.
Dichas cifras según los sobrevivientes no se acercaban a la realidad ya que entre vecinos, conocidos y familiares que habitaban en las zonas donde fue la explosión las versiones de las cantidades de muertos, lesionados y desaparecidos eran mayores aunque esto hasta el día de hoy no se ha logrado sustentar.
“Lo vivimos de una manera muy trágica, muy peligrosa hubo muertos entre los vecinos y desaparecidos, registraron 204 muertos y yo creo que eso solo fue el 10% ¿sabes por qué? porque ya después te vas dando cuenta que allá para las Pintas para aquel lado donde había manera de tirar los escombros, dicen, que se tiraba una de escombro por una de cal porque la gente no aguantaba la pestilencia, lo que quiere decir que iban restos”.
32 años después... Un recorrido por la zona
Actualmente visitar las calles de la colonia Quinta Verla que resultaron afectadas es diferente a lo que era hace 32 años.
Para alguna de las personas que cuentan sus experiencias de ese 22 de abril las dimensiones de las banquetas, los árboles y la estructura del lugar fueron factor para que las viviendas no se vinieran abajo como ocurrió en las calles Gante, Tuberosa o 20 de Noviembre en el barrio de Analco donde la mayoría de las casas no soportaron la explosión y se vinieron abajo.
“Aquí nos protegió de alguna manera que en la parte de afuera había árboles y a la hora de que las casas volaron los árboles nos protegieron de alguna forma y las fincas con la gente que estábamos adentro nos pudimos salvar”.
Tras los días posteriores a la explosión la señora Adela recuerda que así como se les comenzó a informar de los hechos los rumores y desinformación también llegaban a sus oídos haciendo que lo informado por la autoridad se pusiera en duda.
Uno de los rumores que se dieron en esta zona fue que al momento de la explosión la ruta de transporte público que corría por la calle Río Suchiate quedó sepultada baja toneladas de escombro y que esta jamás fue recuperada.
Como esa historia existieron decenas de versiones que hasta el día de hoy quedan grabadas en la memoria de quienes vivieron ese trágico día.
“Se rumoraban tantas cosas respecto a las rutas de los camiones y los carros porque lo que hizo la explosión levantó todo hacia arriba y luego hacia abajo entonces lo que iba sobre la calle, se dice, quedó abajo y cuando pasaron los días nos dimos cuenta lo que sucedió en Río Lagos en Gante donde fue más trágico”.
Aunque la mayoría de las familias de la colonia quinta Velarde decidieron quedarse en los refugios o con familiares, algunos prefirieron regresar a sus casas pues la rapiña se hizo presente y varias fincas fueron saqueadas.
Un año fuera de casa
La señora Adela y su familia vivieron casi un año con parientes en el municipio de Tlaquepaque pues a pesar de que su casa no se cayó las grietas en las cuales se podía ver de extremo a extremo no brindaban seguridad para volverla a ocupar.
“Hubo mucha rapiña, al siguiente día venimos y el cuarto de atrás que era un cuarto grande y que quedó sano y en ese cuarto se guardó lo que nos quedó días después compactaron la calle para poder sacar las pertenencias y así fue como pudimos sacar nuestros muebles”.
Además de asimilar que habían perdido todo su patrimonio el momento más duro llegó con la búsqueda e identificación de amigos y familiares desaparecidos, para la señora Adela es fecha que no puede olvidar las portadas de los diarios y como ahí evidenciaban los cuerpos que permanecían sin ser reclamados.
“Los tenían desnudos con un número enfrente que a tu familiar se le destrozó el rostro ¿Dónde lo encontraba? Ya después veías las quejas buscando a sus parientes, a su hijo, a su esposa porque salieron a trabajar y no volvieron a saber de ellos. Porque por cada cuerpo se pagaba cierta cantidad y mientras menos se registraba menos se pagaba”. Ahora a los damnificados los dejan sin apoyo en los fideicomisos que les quedan".
El recuerdo permanece en muros
Para la señora Adela que hoy vive con el recuerdo de haber perdido su patrimonio y conocidos la tragedia del 22 de abril se pudo haber evitado pues recuerda que días antes de la explosión las autoridades tuvieron conocimiento ya que al menos en la colonia Quinta Velarde se apreciaban trabajadores interviniendo las alcantarillas y el olor a gasolina que anunciaba la tragedia sucedida.
“Era domingo en la noche que caminamos por las calles y en las esquinas las alcantarillas estaban abiertas con el olor ya penetrante en toda la zona y no pasaba nada. Quienes andaban no te sé decir si eran del SIAPA o de Protección Civil, no sé quiénes eran pero tenían las alcantarillas levantadas. Se nos hizo de noche y nos fuimos a dormir y el miércoles de cuaresma como a las 10 de la mañana aproximadamente se vino la explosión”.
Aunque las personas que perdieron su vivienda recibieron el pago por la indemnización la zona no volvió a ser la misma pues no solo las casas fueron reconstruidas sino que la mayoría de las familias que allí habitaban dejaron sus hogares para no recordar que en esa zona hubo una tragedia en todo su magnitud y que a su decir se pudo haber evitado.
“Aquí ya no hay pláticas de las explosiones del 22 de abril porque la gente que está ahora no las vivió y es prácticamente todo nuevo o bien ya se les olvidó lo que escucharon porque la mayoría de la gente que está aquí no vivió ni se imagina por lo que pasamos. Y sí, muchos no saben que forman parte de esos 11 kilómetros de destrucción y que viven arriba de los colectores que hoy canalizan agua, pero en aquel entonces estaban repletos de miles de litros de gasolina", manifestó.