Se llegó la fecha y los ayuntamientos de la Zona Metropolitana de Guadalajara cumplirán con el cierre del vertedero de los Laureles, que nació para 10 años de utilidad, pero terminó en 22 años, con capítulos en su historia de contaminación, alertas constantes por derramar lixiviados y varios incendios, el último en 2019, de grandes dimensiones, que duró 8 días y consumió toneladas de basura distribuidas a lo largo de 8.5 hectáreas.
Este jueves recibirá sus últimas 3.5 toneladas de basura y luego cerrará sus puertas a la medianoche. El viernes ya no podrá entrar ninguno de los camiones de la empresa Caabsa Eagle, que es la concesionaria del servicio y operadora de dicho vertedero.
Ahí se llegó a depositar la basura, durante todos estos años, de Guadalajara, Tonalá, El Salto y otros municipios, en una extensión de 80 hectáreas, la mayor parte de las mismas sin la llamada geomembrana plástica. En 1999, cuando inició funciones, se dijo que tendría una vida útil de 3 años que se ampliaron a 10 años y luego a 22, mientras que también creció en cuanto a extensión.
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Alcanzó incluso a zonas habitacionales pertenecientes a los municipios de Tonalá y el Salto, y pronto, de ser una opción para destinar los desechos, se convirtió en el enemigo del medio ambiente de la ciudad.
La empresa Caabsa Eagle, concesionaria del mismo, lo fue creciendo sin consideración, construyó cinco celdas todo este tiempo, la última en 2019, y así prolongó su vida hasta noviembre del 2021, superando cualquier protocolo al respecto.
Los daños que ha dejado son todavía incontables, desde 2008 hubo al menos cinco denuncias de derrame de lixiviados, primero ríos, luego hasta una laguna y la empresa acumuló sanciones.
Sin embargo, solo una ocasión fue clausurada y eso se debió a que construyó sin permisos, dos celdas más. Tuvo que pagar entonces una multa de un millón 400 mil pesos. Eso sucedió en el 2015, mismo año en el que actual gobernador Enrique Alfaro Ramírez, siendo presidente municipal de Guadalajara, sometió al cabildo la ampliación de la concesión a Caabsa Eagle por 15 años más, misma que fue aprobada y que hoy, Pablo Lemus ha anunciado que en cuanto asuma como alcalde tapatío, someterá a votación con el ánimo de cancelarla.
El 2019 fue el peor para el vertedero los Laureles, se dio un incendio de grandes dimensiones que generó alta contaminación durante los 8 días que la basura se quemó y las llamas se extendieron a lo largo de 8.2 hectáreas.
Las autoridades municipales calcularon un gasto de 7.5 millones de pesos para controlar el siniestro y sofocarlo, por lo que se decidió que la empresa Caabsa Eagle asumiera dichos costos.