En el Área Metropolitana de Guadalajara existen canales filtrantes de agua provenientes de Colomos en donde ahora se ubica el Mercado Corona. Así como el antiguo Convento de Santo Domingo, donde está el templo de San José de Gracia y el edificio donde ahora se localiza la Preparatoria 1 de la Universidad de Guadalajara.
Están también las conocidas galerías debajo de la Catedral y con conexión al Instituto Cultural Cabañas y hacia la Rotonda de las y los Jaliscienses Ilustres e incluso cercanas al Panteón de Belén y algunas fincas de familias adineradas que vivieron en la zona hace varios siglos.
“Fue una técnica utilizada en varios sitios importantes para la administración tanto política, como religiosa de la región Occidente”, manifestó.
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Sin embargo en el caso del Centro Cultural El Refugio construido en 1885 que en sus inicios funcionó como un hospital y luego como un manicomio se desconoce cuál era el objetivo de los túneles, pero han descubierto galerías filtrantes al oriente de la ciudad y podría relacionarse por la cercanía con Tlaquepaque.
“Están las galerías de San Ramón y la de San Rafael que tenían como objeto abastecer de agua al Centro de la ciudad y posiblemente alguna de ellas, quizá la de San Rafael podía haberse canalizado hasta Tlaquepaque, pero al parecer ahí es un pozo de donde se abastece de agua el edificio y las partes periféricas a la construcción”, señaló el académico José Alfredo Alcántar Gutiérrez, director del Instituto de Estudios sobre Centros Históricos del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño, perteneciente a la Universidad de Guadalajara.
¿Por qué hay un túnel con agua debajo del Refugio?
Al ser un lugar que recientemente se detectó hay varias teorías sobre el agua pero todavía hace faltan investigaciones al respecto explicó Luis Alberto Rodríguez Camberos, director operativo en Tlaquepaque, que la expedición.
“Es agua limpia, no tiene ningún tipo de olor e incluso esta cristalina, no sabemos de dónde venga pero puede ser un yacimiento natural, algún venero que tenemos aquí en la zona”.
Los investigadores de la máxima Casa de Estudios como José Alfredo Alcántar Gutiérrez, director del Instituto de Estudios sobre Centros Históricos del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño, realizan recorridos e investigaciones por este tipo de lugares que se encuentran en la parte subterránea de varias zonas del Área Metropolitana de Guadalajara. Lo han hecho de manera exhaustiva.
Explicó que al establecerse la ciudad en el Valle de Atemajac hace casi 500 años en un primer momento se resolvió el abasto de agua a través de pozos que normalmente estaban localizados en los patios de las casas, pero “con el paso del tiempo ya no fue suficiente y eso demandó la necesidad de construir una infraestructura para abastecer de agua”.
El área continuará restringida
Lo que es un hecho es que las investigaciones continuarán para conocer más detalles sobre el túnel del que incluso se desconoce longitud porque debido a temas de oxigenación, las expediciones como la que hicimos el fotógrafo David Tamayo y yo la semana pasada se han visto interrumpidas y el área continuará delimitada por seguridad de visitantes al recinto que tiene muchas leyendas sobre lo que ocurría en la superficie, pero del que se desconoce aún su funcionamiento varios metros abajo. Es un sitio que causa admiración por lo poco conocido que es.
“No se sugiere ingresar nada más por ingresar, siempre hay que pedir autorización porque es un espacio confinado, se tiene que manejar un protocolo por seguridad y evitar ingresar porque en otros lugares se han generado accidentes por tratar de explorar o reconocer los lugares y han quedado personas atrapadas”, indicó Rodríguez Camberos.
El Centro Cultural El Refugio que se ubica en San Pedro Tlaquepaque consta de casi 10 mil metros cuadrados ubicado a unas cuadras del famoso Parián y en medio del Centro del Pueblo Mágico.
Este Centro es una de las obras más icónicas que tiene Tlaquepaque que en 1885 Fray Luis Argüello se encargaba de la evangelización en la conocida como Villa de San Pedro Tlaquepaque y pidió el apoyo a la familia Martínez Negrete, una de las más adineradas de la época, que tenía casas de descanso en Tlaquepaque y participó en la construcción de lo que comenzó siendo un hospital.
En sus inicios estuvo a cargo de la congregación de las Madres Josefinas y contaba con una capilla dedicada a Nuestra Señora del Refugio, por eso el nombre actual del inmueble. Casi un siglo después y luego de haber funcionado para distintos usos en beneficio de los más necesitados de la región, el edificio fue adquirido por el gobierno municipal y fue restaurado.
“Tuvo tres dueños, desde las Madres Josefinas, luego el doctor Fernández Del Valle, por un tiempo también las madres Franciscanas se hicieron cargo de la parte de la salud y del manicomio y fue adquirida por el Ayuntamiento y a finales del siglo XX se rehabilitó el inmueble.