Si bien el panorama para los migrantes en el país nunca ha sido bueno, en especial por falta de una política que los ayude, en el sexenio actual se ha visto más militarización en la frontera sur, más violencia y más persecución en contra de este sector, lamentó Norma Romero Vázquez.
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Dentro del panel "En nuestra mesa no existen los muros" que se llevó a cabo en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara (FIL), la activista y coordinadora de "Las Patronas" habló de la experiencia iniciada hace 25 años, cuando dio comida por primera vez a un migrante que iba de paso en La Bestia, en la comunidad La Patrona en el municipio de Amatlán de los Reyes, Veracruz.
Al recordar el papel que han iniciado desde entonces un conjunto de madres por proporcionar alimento y cobijo a este sector, Romero Vázquez habló con preocupación de la situación actual en el país, en donde no sólo hay más violencia sino más olvido a quienes van de paso por el país desde Centroamérica.
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"Es lamentable que se siga justiciando al más pobre, ahora sí a la persona que más sufre es a la que más sentencian, a la que más violan sus derechos precisamente porque vemos que no hay una política migratoria que favorezca a estas personas. No ha habido nada, nada positivo, y no vemos una respuesta, no estamos siendo conscientes de estas situaciones".
Tras hacer un breve recuento, la activista detalló que si en 2010 recibían a 800 personas diarias provenientes de tres trenes; en 2014 con la militarización de la frontera el número bajó a 500 o 400; mientras que, en la actualidad, con más presencia militar, así como violencia y persecución, la cifra de migrantes que reciben disminuyó drásticamente a 200 o 150.
Señaló que si la gente migra no es por "mala" sino porque en sus entornos no hay oportunidades de trabajo, por lo que llamó a abrir los ojos y dejar de hacer como que no pasa nada. Calificó como urgente el que la sociedad abra los ojos, pues es a partir del cambio de uno mismo como se logrará mejorar en la materia, algo muy necesario ante la situación actual de inseguridad que permea el país.
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No dejó de recordar el tema de desaparecidos y cómo las madres a diario buscan y lloran a sus hijos, como una muestra de lo mucho que se tiene que hacer en cuanto a romper tabúes en torno a los migrantes, pues todos ellos son hijos de alguien, y como tal, al menos en su mesa, tienen un lugar.
"Yo invito a la gente a que nos sumemos a que hagamos un cambio. Siempre lo he dicho que no va a empezar en un gobierno, el cambio va a empezar en nosotros mismos como personas. No podemos hacer como que no pasa nada, somos muy buenos para la crítica, pero también invito a la gente a que nos demos la oportunidad de ayudar a los demás".
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