La Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) en su edición número 35 regresó con todo el éxito, ha estado al tope, con los 12 mil 500 visitantes por turno, pero sobre todo ha vendido mucho más que incluso en 2019.
Este año se instaló el 90% de los expositores acostumbrados e incluso los de España llegaron oportunamente.
Padilla López reconoció que por problemas de embarques han faltado editoriales de América Latina (Sudamérica) y de Estados Unidos.
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Pero en cambio de España han llegado prácticamente todas las editoriales que siempre ha venido la feria, incluso antes de la feria. “Hay una solidaridad de la industria editorial española muy importante”, agregó. Adelantó que “seguramente el próximo año nos recuperaremos con creces”.
Las autoridades y la Mesa de Salud impusieron un tope de 12 mil 500 asistentes por turno y esa cifra ha estado a tope. En cuanto a boletaje “l fin de semana se vendió desde hace un buen rato”, dijo el presidente de la FIL, Raúl Padilla López.
Padilla López enseguida agregó: “Pero el dato que les quiero dar es el que me están transmitiendo los editores aquí presentes, las ventas que hubo nada más en el turno matutino del primer día (sábado 27 de noviembre) son en promedio un 20% superiores a lo que hubo todo el primer día completo de la FIL del 2019, que fue la vez anterior”.
Reconoció que hay menos gente, pero con más ventas.Y sí, personal de venta de las editoriales reportan que el primer sábado desde las 9 de la mañana e incluso mientras se desarrollaba la inauguración, ya se llevaban a cabo ventas, familias enteras arribaban literalmente con maletas y llenaban las mismas con libros, que piensan regalar en las próximas fiestas navideñas.
Eran casi “dos años de ayuno” y quienes han acudido de plano es para adquirir libros de todo tipo.
El presidente de la FIL, Raúl Padilla, destacó que hay menos gente porque la restricción es de un máximo de 12 mil 500 personas por turno, “hay mucho orden, por momentos se nos hacen largas las filas, pero el flujo es importante y todavía hay boletos”.
Destacó que para atenderlos hay el 90% de las editoriales que normalmente asisten, algunas de ellas en “espacios más modestos y reducidos por el deterioro económico y la pandemia”, pero “yo estoy muy conmovido por eso y ellos están muy contentos porque están vendiendo libros”.
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