El cardenal José Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), manifestó "el respeto a la vida no debe estar sujeto a debate, ni siquiera con un afán de ‘apertura’ o de ‘vanguardia’, y menos por cuestiones de gustos o de sentimientos, como si el respeto a la vida dependiera de lo que sienten o piensan algunos".
En comunicado de prensa, destaca el cardenal "tampoco puede estar sujeta al arbitrio de la sola conciencia personal, porque ésta debe ser objetivamente formada, y porque lo que está en cuestión es la vida de una persona inocente."
Hace alusión a todo lo que se ha manejado en los últimos días, como el debate en una universidad de inspiración cristiana, y encabezado por un organismo no católico que promueve el aborto.
"El hecho, como era de suponerse y esperarse, causó sorpresa en muchos fieles cristianos, e indignación en otros. Este evento me permite recordar -y ratificar- la postura y la doctrina de la Iglesia".
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"Cuando se habla de este tema, y no aceptamos el aborto, no se trata de intolerancia o rechazo al diálogo, sino de ser coherentes al derecho que toda persona tiene de vivir, sobre todo si se trata de un inocente, el todavía no nacido; derecho que no está subordinado ni a los individuos ni a los padres, y tampoco es una concesión de la sociedad o del Estado".
La vida, agregó es el fundamento, valor y derecho que, en primer lugar, "se debe salvaguardar.
No hay ningún derecho anterior ni superior a éste".
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Destaca en su postura el Cardenal Robles Ortega sobre lo que dice la ciencia:
Estudios científicos serios comprueban la existencia de una vida, de una persona diferente, desde el momento de su concepción.
Señalan que el ser humano es una individualidad genética única, no reproducible.
Su identidad biológica se determina en el comienzo de su vida, la concepción.
Indicó que el ser humano se forma genéticamente a nivel molecular y citológico al fusionarse los dos gametos, masculino y femenino, y estructurar un cigoto, célula primordial que contiene todos los genotipos originales a partir de los cuales se desarrollará la vida del nuevo ser. Este,proceso, puntualizó que "se desarrolla en pocas horas, como sabemos, se llama fecundación".
La vida," comienza en la fecundación. Desde este momento ya es una vida distinta a sus progenitores, con una carga genética propia, y tiene la potencialidad e individualidad para desarrollarse por sí misma."
Madura en el seno del cuerpo de la mujer porque éste es el espacio propio para el crecimiento de ese nuevo ser, pero no porque pertenezca a la madre que lo porta, como si fuera otro miembro de su cuerpo. En su seno lleva a una persona, con características particulares, como por ejemplo, con corazón y cerebro propios".
El embrión, indica el Arzobispo de Guadalajara "depende de la mujer que lo lleva, para alimentarse y crecer, pero es una persona diferente la que se está gestando. Algo que no sucede con ninguna otra parte del cuerpo. Cuando una criatura nace, al separarse del cuerpo que lo ha llevado en su seno, tiene vida propia, y no muere por habérsele separado. Diferente a cualquier miembro del organismo que, al separarse del cuerpo, se corrompe. La vida que se gesta, pues, en el seno de la mujer, no es de su propiedad, sino de su custodia."
LO QUE DICE LA IGLESIA
Enfatizó sobre lo que dice la Iglesia católica sobre el respeto a la vida.
La Sagrada Escritura precisa lo que el quinto mandamiento prohíbe: “No quites la vida del inocente y justo” (Ex 23,7). Por lo tanto, la vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción, reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida, y que constituye un elemento constitutivo de la sociedad y de su legislación.
La Iglesia " ha afirmado la malicia moral de todo aborto provocado. Esta enseñanza no ha cambiado; permanece invariable.