Aunque está pensado para niños, lo cierto es que "Inchi Farofe" es una pequeña muestra de cómo tanto a chicos y a grandes les puede llegar el mensaje de que el lenguaje no es de nadie, que siempre está en un proceso de cambio y que cada quien le da el significado que desea a las palabras.

Escrito y recientemente presentado por el mexicano Francisco Hinojosa en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara (FIL), este texto se adentra en la simplicidad -en esencia- con la que Oliver Valencia, el protagonista del libro, cambia la palabra "inchi" por "farofe", en un afán por "no decir malas palabras" ante la advertencia de su abuelita de no permitirle degustar su comida.

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Tras un largo proceso que resultó en que "farofe", la palabra inventada por Oliver, llegará a asentarse en el cotidiano de quienes lo rodean hasta asentarse en el diccionario y generar toda una polémica entre los académicos de la lengua, el escritor platica que este bosquejo es una parte de la realidad que hoy en día vivimos con el lenguaje.

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"Fue una idea que surgió hace quince años. Quería escribir un libro para niños que se llamara Pinche, que no le asutaría a un niño pero sí a una editorial, por lo que se me ocurrió darle una vuelta y ponerle Inchi, que es algo más o menos que se dice en el norte para decir la palabra Pinche. Es una manera de decir que los hablantes somos dueños de la lengua, podemos darle el significado que queramos".

Dijo que esto levanta el debate sobre quién inventa las palabras, y cómo, pese a lo riguroso que suelen llegar a ser los intelectuales de la Real Academia, el lenguaje siempre está en un proceso de constante cambio y evolución, que escapa a cualquier control que se quiera ejercer sobre la lengua.

Recalcó la importancia de este tipo de ejercicios ya que eso no sólo ayuda a expandir la visión sobre la evolución del lenguaje, sino de que existen múltiples formas en las que se logra este proceso de comunicación.