Si alguna vez has visitado el Centro Histórico de Guadalajara, seguro has pasado por la icónica Plaza de Armas que se encuentra a un costado de la Catedral y frente al Palacio de Gobierno. Siempre rodeada de personas y muchas palomas, esta plaza ocupa un lugar muy importante en la zona, pues cada día, cientos de tapatíos eligen este lugar para admirar el espectáculo urbano de las palomas o para sentarse en las bancas y descansar de la caminata que implica visitar el Centro.
Pero el protagonismo de esta plaza es para el Kiosco de las Musas, ubicado junto al centro de las cuatro jardineras. Esta edificación, además de ser uno de los kioscos más bonitos de la ciudad tiene una historia muy interesante ya que fue fabricado en Francia y su llegada resultó en un escándalo para los tapatíos conservadores de la época.
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El Kiosco de las Musas fue mandado a hacer por el entonces presidente de México, Porfirio Díaz, quien plasmó en varias obras su fascinación por la cultura francesa. El motivo de esta edificación era conmemorar el primer centenario de nuestra Independencia.
El Kiosco de las Musas, elaborada en París por la empresa D’art, D’uval D’osne, luce sostenido con ocho “cariátides”, cada una de ellas portando un instrumento musical. El techo está fabricado con finas maderas que permiten una buena resonancia, lo que se agradece en las presentaciones musicales que se llevan a cabo en este espacio.
El kiosco escandalizó a los tapatíos
La sociedad conservadora del siglo XX se escandalizó ante la llegada del kiosco por dos razones, la primera fue porque las ocho musas que adornaban esta edificación lucían semidesnudas, y recordemos que en aquella época el cuerpo femenino figuraba como un tabú en la cultura mexicana.
La segunda razón por la que muchos tapatíos reprobaron el kiosco fue por su ubicación, a escasos metros de la Catedral de Guadalajara, sin embargo, con el tiempo dicha edificación se fue volviendo familiar en el paisaje de la Perla Tapatía, por lo que ahora es considerada una pieza icónica en la ciudad y donde se llevan a cabo eventos culturales.
Espectáculo de las palomas
La dieta de las palomas tapatías no difiere mucho a la de las personas. Migajas de pan, crepas, frituras y donitas del Centro forman parte de su dieta diaria.
Los turistas se quedan maravillados con la cantidad de palomas que se reúnen en la Plaza de Armas, y resultado de eso es que los niños suelen comprar alpiste para atraer a las aves y uno que otro tiene la fortuna de que se posen en su mano, lo que se vuelve un espectáculo agradable para todo el que visita esta parte del Centro Histórico.