A un viacrucis médico se enfrentan las niñas, niños y adolescentes para ser diagnosticados a tiempo con alguna enfermedad en la sangre, como es la leucemia. El cáncer más frecuente en esta población.
Los fármacos que se recetan antes del diagnóstico agudizan la situación del paciente pediátrico. El diagnóstico de cáncer se da en ocasiones a más de dos meses de andar deambulando de consultorio en consultorio. Aunado a los altos costos económicos a los que se enfrentan las familias.
Te recomendamos:
En octubre de 2018, Alexander presentó leucemia linfoblástica aguda de muy alto riesgo y presentó infiltración testicular por lo avanzado del cáncer, a pesar de los signos y síntomas que presentaba su diagnóstico fue tardío.
“Tuve un golpe en la mandíbula por el cual dejé de comer, fuimos al doctor y pensaron que tenía paperas, estuve con tratamiento varios días, empecé a tener temperatura. Volví al doctor y me mandaron al maxilofacial, vieron que tenía la mandíbula dislocada y no era lo que me habían diagnosticado. Me seguía sintiendo mal”.
Luego de varios diagnósticos inciertos, le confirman sin realizar previos estudios que era leucemia. “En el momento me hospitalizan, me hacen los estudios, me programan un expirado solo para confirmar que sí tenía leucemia”.
La vida de Alexander dio un giro dramático. Dejó el bachillerato presencial y el fútbol. Sus días en el hospital se prolongan debido al tratamiento prolongado: “Al principio fue una rutina de salir dos días del hospital y regresar otros quince o un mes y así estuve algunos cuantos meses”.
Después de que fue trasplantado, de nuevo, dice que fue otra nueva vida. Su familia fue su fortaleza y sus amigos del bachillerato su motivación para seguir con sus planes “Nunca me trataron diferente por estar en tratamiento”.
Para Maribel, mamá y principal cuidadora, en un principio se sintió culpable por la tardanza del diagnóstico, pero la realidad fue “ En nuestro país no existe la tecnología, desgraciadamente ni los conocimientos en médicos generales para poder detectarlo a tiempo”.
El cáncer infantil a pesar de los signos y síntomas visibles y ya los estudios que hay para su diagnóstico se tarda más de dos meses para diagnosticar, un tiempo oro para dar un tratamiento.
Después de varios meses, la familia y el comité de la escuela recabaron el dinero para el trasplante, pero se enfrentaron a los intereses bancarios “No sabíamos cómo guardarlo en un banco, porque te cobran comisiones y se iba a perder dinero, no nada más significaba dinero sino el trabajo y esfuerzo de la gente que se dio a la tarea de unirse para ayudar a Alexander”.
Alexander recibió un trasplante de médula ósea por un donador mexicano compatible que se inscribió a Be The Math México, esta organización cuenta con una red de donadores nacionales y extranjeros, y alianzas con hospitales para apoyar a pacientes y a donadores.