En plena calle y sin ningún control de sanitario, comerciantesdel Tianguis El Baratillo ofertan medicamentos de dudosaprocedencia.
Bajo el sol, más los efectos del calor y el paso de la gente eneste tradicional mercado, los ciudadanos llegan a estos puestos queestán instalados a todas luces a buscar distintosmedicamentos.
En un recorrido hecho por EL OCCIDENTAL, seobservó que entre las calles Ramón Castellanos y Lagunitas, de lacolonia Progreso, había alrededor de unos 15 puestos que vendíanmedicamentos y al mismo tipo herramientas, ropa usada, juguetesentre otros.
“¿Se le hace confiable comprar medicamentos en la víapública?”, se preguntó. “No, sería peligro comprarmedicamentos así porque uno ya no sabe lo que le puedan vender”,consideró Germán Rodríguez, vecino de la zona.
Entre los medicamentos que se logró identificar en el lugarfueron: pentrexil, paracetamol, diclofenaco, dicloxacilina,eritromicina, entre otros, que en una farmacia se requeriríareceta, ya que son de venta controlada.
A decir de algunos de los visitantes del tianguis, señalaronque la compra-venta de medicamentos en este lugar “lleva ya unpar de años” y ni la Secretaría de Salud ni el Ayuntamiento deGuadalajara han hecho nada en el sitio para evitar esta prácticaen lugares no autorizados, como se puso el freno en la zona de ElSantuario con la venta de muestras médicas.
El tianguis El Baratillo por su extensión de más de 50 cuadrasy aproximadamente 10 mil puestos es considerado no sólo el másgrande de México, sino el más grande de Latinoamérica. En estelugar se puede concentrar desde ropa, alimentos, instrumentosmusicales, artículos de belleza, autopartes, herramientas y hastatablas de surf.