Tener el premio al mejor stand de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) no es trabajo menor, motivo por el que las editoriales ponen toda su creatividad en el montaje anual de los mismos; esta edición no fue la excepción, por lo que los colores y las formas envuelven los pasillos.
La magia comienza desde la puerta de entrada, pues a lo lejos las letras colgantes del stand de la India acaparan la mirada de más de uno; sin embargo, es tan sólo el inicio de un gran variedad de estilos.
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A pesar de que las editoriales más visitadas son las que ocupan mayor espacio y que algunas ofrecen marcos a las rentas para la fotografía del recuerdo, al interior se guardan decenas de pequeños stands muy creativos; tal es el caso de la editorial Artes de México que atrae a los visitantes con un colorido alebrije de gran tamaño; así como con pequeñas pinturas en su alrededor.
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Otros optaron por que los libros fueran los protagonistas; así que no bastó más que altos cristales que dejan ver la variedad editorial, como Trillas, Planeta u Océano, donde algunos hasta diseñaron libros de gran tamaño.
Lo rústico también tuvo favoritismo y en la que Porrúa ya es tradición, aunque hubo universidades que se unieron a esta temática, la colombiana fue una.
Ya en área internacional, los stands a pesar de ser pequeños, la atracción esta en mesas de charlas, audiolibros y hasta paredes de dibujo.
La FIL también busca mostrar la belleza cultural, por lo que ya acorde a los gustos de los visitantes.