“Si la vida te da limones, aprende a hacer limonadas”, versa un dicho popular y en este caso, aplicó para dos jóvenes emprendedoras, que reconvirtieron su negocio ante las necesidades de la pandemia.
Chécalo:
Ellas no se conocen entre sí, pero ambas tienen una historia similar y desde hace un mes que en Jalisco comenzó el aislamiento social con la suspensión de clases, decidieron adaptarse, sin imaginar el éxito que tendrían con la venta de galletas para que los pequeños de la casa decoren y después puedan comerse mientras se mantienen en cuarentena para evitar contagios del nuevo coronavirus.
Una de ellas es Alejandra Delgado, mercadóloga, que a través de redes sociales ofreció casitas hechas a base de galleta, con una serie de implementos que se acompañan para decorarla.
“Yo vendo principalmente para eventos, bautizos, baby shower, fiestas de cumpleaños y como todo se canceló, el modelo de mi negocio cambió completamente y la única manera que había de no perder la inversión y tener un poquito de ventas, era esta manera”.
Alejandra anteriormente recibía pedidos con varios días de anticipación, porque organizaba su semana con días específicos para adquirir insumos, para hornear y para entregar y con la pandemia también cambió su forma de trabajar, entregando a diario sus paquetes en algún punto medio que acuerda con los clientes.
“Ahora hago galletas todos los días, porque la gente las quiere rápido, me dicen que necesitan entretener a sus niños ya y no me puedo dar el lujo de decirles que en una semana les entregó”, dijo la joven, propietaria de Adel Repostería.
Podría interesarte:
Como ella, Fabiola García Mancilla, propietaria de un taller de repostería llamado Black Vanilla, igualmente adaptó su negocio, pues en la cuarentena sus clientes empezaron a posponer fechas de pedidos que ye le habían hecho.
“Lo analizamos y decidimos hacer paquetes para venta a domicilio y la verdad no creíamos que fuera a tener tanto impacto, pensamos que iba a ser algo de dos o tres paquetes que íbamos a vender, porque entendíamos la contingencia y que las necesidades de las personas eran primero comer”.
En su caso le funcionó poner a la venta galletas con diseños de personajes animados que plasman mediante una impresora de inyección de tinta comestible y entregan acompañadas de tintas y pincel para que los pequeños las decoren.
Los kits de galletas acuarela que elaboran Fabiola y su esposo, ambos licenciados en Gastronomía, se entregan a domicilio. “Estamos invitando a nuestros nuevos clientes a que no salgan de casa y para no hacer tanto movimiento de manos, pedimos que el importe sea exacto, lo depositan en una cajita y llegando a casa lo esterilizamos”.
Los productos de ambas jóvenes emprendedoras pueden encontrarse a través de Facebook con el nombre de cada una de sus marcas y van desde los 120 hasta los 200 pesos.