Donitas del Centro, elaboradas con cariño desde hace 70 años

"Las Donitas" gustan tanto a tapatíos como a turistas nacionales y extranjeros que visitan Guadalajara

Viridiana Saavedra / El Occidental

  · lunes 12 de febrero de 2024

Las Donitas del Centro a diferencia de otras donas no llevan azúcar, canela, chocolate o miel. Foto: Francisco Rodríguez / El Occidental

En la esquina de avenida 16 de septiembre y Pedro Moreno, en el centro de Guadalajara está uno de los negocios más populares de la ciudad.

Se trata de “Las Donitas”, ese local ubicado en los portales del edificio Plaza, a unos pasos de la Catedral tapatía, que se convirtió en referencia para quienes radican en la capital jalisciense, pero también para quienes desde otras partes del país y del mundo la visitan.

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Y es que ir al centro y no probar unas donitas es como no haber ido, pues además de su sabor, tienen algo que las hace especiales y es el olor del aceite en el que las hacen.

Su olor es muy característico

Ese olor alcanza a percibirse a varios metros de distancia, dependiendo de cómo sople el viento y al estar ubicados en una esquina puede correr para distintas partes del corazón tapatío.

“De repente llega la oleada del aceite hasta a una cuadra y es muy característico, la discusión normalmente es tres cuartos a favor, un cuarto en contra, pero casi siempre es por el olor, nunca por el sabor y luego la mayoría del 25% que reniega del olor de todos modos comen donitas”, explicó Alejandro González, gerente del negocio.

Sin embargo, como es tal el reconocimiento de las donitas a través de los años, para la cuarta generación de la familia que continúa con el negocio es mucha la responsabilidad de estar en la preferencia de clientes de décadas, pero también de nuevos que llegan a probar por primera vez.

“A muchos turistas les dicen que si van a Guadalajara lleguen a las donitas y mucha gente viene por la curiosidad de lo que les dijeron o gente que es de aquí y trae a amigos y familia de fuera”.

Seguido les cuestionan por qué no llevan azúcar, canela, chocolate o miel, pero la esencia de las donitas del centro es así desde que se prepara la harina con una receta que comenzó hace varias décadas.

Solo dos personas conocen la fórmula

En la fábrica solo hay dos personas que conocen la receta de la harina con azúcar para preparar las donitas, pues a los dos establecimientos del centro y al que recientemente abrieron en Plaza del Sol llevan la fórmula lista y ni las empleadas saben cómo se hace.

A decir de quienes la conocen “no tienen nada de ciencia” y los colaboradores solo se encargan de hidratar la harina para echar a la máquina encargada de darle forma de donita y de ahí al aceite caliente.

¿Cómo comenzaron las donitas?

En 1947 en la esquina de Morelos y Alcalde, a unas cuadras de donde están ahora, comenzó la venta de paletas de hielo que hacían en una fábrica por la zona de San Juan de Dios, donde a veces tenía que trabajar hasta tres turnos pues vendían 3 mil paletas en un fin de semana.

Ahí incorporaron también la venta de nieves y por eso el nombre de Nieves Fiestas, como originalmente se conoció a “Las Donitas” que llegaron unos ocho años después, a mitad de la década de los 50´s.

A diario locales y turistas se dan cita para comer unas ricas Donitas del Centro. Foto: Francisco Rodríguez / El Occidental

“Las Donitas deben tener alrededor de 70 años y el negocio va a cumplir 77 años. Fue la bisabuela de la familia la que trajo la receta de California y luego de platicarla a su esposo se quedó el negocio de las donitas, que se vende de manera abrumadora”.

Y es que a decir de empleados del local, de cada diez clientes que llegan, nueve buscan las donitas en una bolsa de papel donde caben casi siempre doce pequeñas donitas calientitas, pues es tal la venta que todo el tiempo están haciéndolas detrás de la vitrina donde cualquiera puede llegar, ver el proceso de elaboración y llevarse las donitas recién salidas del aceite.

De esa manera, cualquiera que se jacta de ser tapatío sabe que las donitas del centro son uno de los postres preferidos al andar de compras o turisteando en el primer cuadro de la ciudad.