El alcalde de Guadalajara Ismael del Toro está a favor de las calandrias eléctricas, sin embargo quedó en entablar un diálogo con todas las partes involucradas. “Como lo manifesté en campaña, el proyecto de Calandrias Eléctricas sigue adelante. Hoy, como siempre, está la puerta abierta para entablar un diálogo con los prestadores de este servicio a fin de dar continuidad a este proceso de transición que busca preservar nuestras tradiciones”, dijo el presidente tapatío.

Podría flexibilizar la aplicación del Reglamento de Protección Animal, siempre y cuando se llegue a un buen arreglo con los dueños de las unidades y cumplan con una serie de requisitos, por lo que el modelo de atracción turística podría ser dual, es decir animal o eléctrica.

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Entre las condiciones que se les solicitarán para poder permanecer con sus caballos en las calles serían que “regulen las condiciones de atención a los animales, mejoren el desplazamiento de los mismos, y que estén guardados en una zona en donde no tenga que llevarse la atención médica” y la intención es quitarle la politización al tema pero con puertas abiertas a las negociaciones.

“Me comprometí con ellos que arrancando la administración, arrancábamos de nueva cuenta agenda con ellos, sé que de los nueve que quedaban a dos ya les gustó el programa, ya lo vieron y lo palparon y espero que eso nos sirva para que la agenda se flexibilice”, manifestó Del Toro Castro.

Aunque no quitarán la meta de poder transformar todas las unidades al modelo eléctrico tal como se estableció en la administración de Enrique Alfaro Ramírez, no cerrarán las puertas al diálogo que sostendrán en las próximas semanas para unificar esta atractivo turístico de la ciudad.

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“Vamos cumplir el proyecto de los que firmaron e hicieron el convenio para las calandrias eléctricas y lo que también falta establecer ya en esta lógica de que están funcionando, lo empiecen a percibir los tapatíos, si el grupo de calandrieros que no quería meterse en el programa deciden participar y si no ver la manera de hacer una coincidencia de las dos formas en las que se presenta esta tradición de nuestra ciudad”, dijo.

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Al concluir la administración 2015-2018 sólo quedaban nueve de los 55 dueños de calandrias en no firmar este convenio y que generó incluso hasta una huelga de hambre de choferes de las unidades y hasta grupos de veterinarios afiliados a un partido político se subieron al tema al señalar que no había problema porque se mantuvieran los caballos en las calles pese a los accidentes que tuvieron y de que una yegua parió en plena jornada laboral.