En Jalisco más de dos millones 700 mil jóvenes se enfrentan a una ola de violencia sistemática agravándose su salud mental, además con pocas oportunidades de desarrollo, de educación, en laboral, en vivienda y en salud.
Ellas y ellos son víctimas de la violencia, siendo la principal causa de muerte en edades de 15 a 35 años las agresiones y los homicidios, asimismo llegan a ser agresores se estima que seis de cada diez entre 18 y 29 años se encuentran en prisión, ósea son víctimas y victimarios, otros solo son observadores. Los datos en los diferentes rubros de su entorno advierten que las políticas públicas de Jalisco los ha abandonado y abriendo el abanico de riesgo para incursionar al crimen organizado, advierten especialistas.
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En el tercer milenio las y los jóvenes de Jalisco se enfrentan a desafíos y oportunidades, al estigma y criminalización, y a la ola de violencia y desapariciones forzada y secuestros en las mujeres de 15 a 24 años y en los hombres de 14 a 34 años y las muertes violentas.
De las 16 mil desapariciones que hay en territorio jalisciense entidad que ocupa los primeros lugares a nivel nacional, el 24 por ciento son mujeres, sin embargo, al abrir el telón nos encontramos con otros escenarios: feminicidios, trata de personas con riesgo sexual, esclavitud, y en los hombres el trabajo obligatorio.
En el umbral del 2024 esta población camina a pasos lentos para lograr sus expectativas en medio de la adversidad y de los riesgos que enfrentan día a día en su comunidad, en la escuela, en el trabajo, en la calle y en las instituciones públicas y privadas. En la otra esquina, aparece el comportamiento antisocial y sexual; consumo de alcohol y tabaco, y de sustancias ilegales; salud, depresión y suicidio, factores emocionales, delincuencia, riesgos asocia dos a conductas delictivas, violencia, con su mismo y el uso inadecuado de internet aspectos englobados en el juvenicidio.
El foco de alarma está en los 125 municipios del territorio jalisciense, la tercera parte de esta población se enfrenta a un escenario grave sin que las políticas públicas sociales, políticas, educativas, laborales y económicas compaginen con ellas y ellos, quienes coinciden que los discursos institucionales brindan pocas oportunidades tanto para quienes estudian y sin estudios su situación corre el riesgo de empobrecer más que su familia.
Esther Noemí R. estudia abogacía en la Universidad de Guadalajara (UdeG). A un año de concluir sus estudios titubea en su futuro: “Mis expectativas son amplias, pero la universidad no me encamina a un trabajo remunerado”, y en materia de seguridad, dice que camina con miedo al observar y formar parte de las estadísticas de robos y acoso callejero.
“Aunque las autoridades digan que hay más seguridad, faltan escuadrones especializados para inhibir la violencia que vivimos a diario. Con los levantones y desapariciones me da miedo, vivimos en una sociedad en donde no debemos de cuidar y yo que estudio las leyes y normas analizó que hay mucha impunidad y la protección de los derechos humanos es mínima. Me pregunto ¿quién nos protege?” Con esta interrogante, el jefe de laboratorio de estudios sobre la violencia del Departamento de Sociología de la UdeG, David Coronado, advierte que las desapariciones abren un abanico de riesgos que se ocultan en las carpetas de investigación. Los datos quedan en la oscuridad sin contribuir a las propias políticas públicas: “El problema es que no tenemos acceso a las carpetas de investigación, entonces en realidad no sabemos a ciencia cierta, por ejemplo, no sabemos cuántas o cuantos jóvenes han desaparecido por la cuestión de acudir a buscar empleo, no sabemos porque no hay datos, tampoco sabemos el género, educación, ocupación, la información si existe en las carpetas de investigación. No se tiene acceso a ellas”.
En los 125 municipios hay cerca de dos mil 254 mujeres y 12 mil 712 hombres desaparecidos. En una semana 15 personas salen del radar de su comunidad principalmente en Guadalajara, Zapopan, Tlajomulco de Zúñiga, Chapala, Lagos de Moreno y Puerto Vallarta, un puerto señalado con indicar rojo por Explotación Sexual Infantil. “Es terrible que en una semana desaparezcan 15 personas, eso está de locos. No hay forma con este sistema, pues no hay forma de evitarlo”, advierte Coro nado que agrega que Analco, San Juan de Dios y Oblato, Valle de los Molinos, San Juan de Ocotán y Miramar y Santa, Bella Vista donde han desaparecido jóvenes.
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