Desesperación, angustia, falta de recursos y hasta enfermedades enfrentan familiares desaparecidos

La señora María del Refugio Cervantes no pierde la fe de poder hallar a su hijo vivo

Víctor Ramírez | El Occidental

  · miércoles 29 de diciembre de 2021

Foto: Archivo El Occidental | Francisco Rodríguez


Hace más de un año desapareció su hijo y desde entonces conforme a su situación económica y de salud no deja de ir a las instalaciones del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF) con la esperanza de encontrarlo y en donde permanece por horas sentada en la calle, pero no pierde la fe de poder hallarlo vivo.

La señora María del Refugio Cervantes, con sus más de 70 años de vida y con afectaciones en sus rodillas como puede acude al IJCF y narra el pesar que tiene desde que hace más de un año que su hijo no regresó de trabajar, es decir el 3 de abril del 2020.


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“Él se fue a trabajar y quedó de regresar en la tarde y hasta iba a llevar a un apersona para que soldara un cancel, pero él ya no regresó desde el 3 de abril” y en este año ocho meses “yo vengo, pero sólo a las juntas, a Semefo no entro ni nada, vengo a ver con la esperanza de saber algo” ya que es su hija la que lleva a cabo todo ese proceso de identificación y búsqueda.

Cansada de ir de una a otra oficina, sin recursos económicos, enferma de las rodillas, ella refleja la tristeza en sus ojos de no saber en dónde está su descendiente, el pesar de que no sabe si está vivo o muerto, si lo van a encontrar algún día, mientras su cabello blanco se mueve con el poco aire que de repente sopla en el exterior del IJCF.

Al igual que miles de personas que buscan a sus familiares dice no ser apoyada por las autoridades que sólo les dan excusas y alargan el tiempo para una respuesta clara, es decir “no veo ningún apoyo del Gobierno, aquí nos dicen y vengo con ese interés de que a la hora de que se ofrezca algo nos apoyan a hacer el papeleo, porque dicen que es mucho” pero no siempre es así.

Dijo que de preferencia “yo lo quiero encontrar vivo” pero desde el momento en que el familiar no llega a casa la crisis inicia y lanza un suspiro antes de decir “yo vivo muy mal desde ese día, enfermedades, sin poder dormir” pero al “venir aquí a esperar noticias siento que lo busco” y que “lo acompaño en su descanso” pero no desea ver cuerpos porque se sentiría mal al ver todo eso.

En el caso de su hija que lleva a cao todo este proceso de búsqueda tuvo que ser atendida por el servicio de psicología ya que se “puso muy mala y a mí también me mandan” pero acude en la medida de sus posibilidades ya que sus enfermedades y la falta de recursos son impedimentos para seguir siempre.

Otro de los problemas a los que se enfrenta es que la esposa de su hijo decidió no seguir con esta búsqueda y ya no la apoya en nada, incluso desde los primeros meses de desaparecido ya lo daba por fallecido y que no tiene caso seguir con esa búsqueda.

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