El comandante Sergio Rivas Mejía y el policía Ramiro Alejandro Delgado Pérez, quien se desempeñaba como escolta del mando, fueron despedidos por familiares y amigos, así como por autoridades de los tres niveles de Gobierno.
La ceremonia se realizó en las instalaciones de la base central de la Comisaría de la Policía de Guadalajara, de Periférico Norte, en Jardines de la Barranca. Ese sitio estuvo resguardado por los diferentes agrupamientos de la corporación, así como por policías estatales. Las familias de Rivas Mejía y Delgado Pérez estuvieron presentes ahí.
Sus compañeros hicieron el pase de lista, el cual finalizó con el toque de silencio en su honor. Ahí el comisario tapatío, Isaías Domínguez Ortiz, condenó la agresión y reconoció la labor de Sergio y Ramiro, así como del elemento César Israel, quien se recupera de las heridas.
"Nuestros compañeros Sergio Rivas Mejía y Ramiro Alejandro Delgado Pérez se distinguieron ser elementos comprometidos y entregados a su vocación buenos padres de familia, hermanos, hijos y esposos. Día a día salian a trabajar de forma honesta para que Guadalajara fuera una ciudad y mejor para vivir", destacó el Comisario de Guadalajara, quien además dijo que la Comisaría está unida.
Por su parte, el presidente municipal, Ismael del Toro, reiteró a sus familiares que no están solos, ya que su gobierno les brindará todo el apoyo.
"No están solos, y no permitiremos que se olviden sus nombres, sus trayectorias, su legado que acompañarán por siempre a esta Comisaría".
La primer guardia fue encabezada por el alcalde, el comisario y el secretario de Seguridad, Daniel Velazco, las siguientes por regidores del Ayuntamiento e integrantes de sus familias.
El evento fúnebre, finalizó con la entrega de banderas a las respectivas familias.
Cabe decir que Rivas Mejía dejó en orfandad a dos niñas, de 5 y 7 años, las cuales estuvieron inconsolables durante el homenaje. Por su parte, Delgado Pérez dejó a una niña de 6 meses de nacida.