La realidad de los “periodistas y el poder” fue parte de los temas abordados durante el foro llamado “Los desafíos de la libertad de expresión, hoy” que organizó la Universidad de Guadalajara para analizar la situación en la que están los medios y los reporteros ante las estructuras de gobierno.
En esta ocasión se lanzó la pregunta de ¿Cómo se siente frente al poder en México? Hecha por el moderador Héctor Aguilar Camín y respondida por los participantes Gabriela Warkentin, Pascal Beltrán del Río, Diego Petersen Farah y Julio Astillero, quienes desde su punto de vista mencionaron cómo se da esa relación en medio de descalificaciones y violencias ejercidas por gobiernos federal y estatal ante preguntas incomodadas
Por orden alfabético Julio Astillero señaló que “hoy se vive una libertad de expresión absoluta, porque no hay fantasmas de censura o de represión” y aseguró no tener datos de que por la presión ejercida desde la esfera de poder se haya desplazado o despedido a algún reportero de su medio, aunque reconoció que “hay claros-obscuros en el exceso del poder que se pueden criticar”.
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Mientras que Pascal Beltrán del Río no dudó en señalar que el periodismo vive un extraordinario momento, “quizá tenga que ver con el cambio de gobierno, pero en la enorme mayoría de los medios estamos viendo una perspectiva muy plural y expresiva” aunque dijo no estar de acuerdo en que se diga que se va acompañado de las esferas de poder ya que a los anteriores gobiernos también se les criticaba y si no fuera por eso el presiden Andrés Manuel López Obrador no estaría en ese puesto.
Sin embargo en la conferencia de las mañanas del presidente todos los días hay “un hostigamiento desde la cúpula del poder político y los dueños de los medios han prescindido de voces que han sido críticas con los gobiernos actuales. No hay nadie que pueda hacer el trabajo de los periodistas, ni blogueros, comediantes, influencers, ni las ong”.
En su turno el jalisciense Diego Petersen Farah dijo que se tiene la “misma libertad de siempre pero hay más medios con libertad de voluntad que son aquellos que están más lejos del poder; ahí sí veo un cambio de comportamiento de los medios”.
Pero también lamentó que los gobiernos sigan en su actitud de ser opacos y que se mantengan con respuestas como “no voy a caer en provocaciones”, “no respondo a ocurrencias” ante preguntas que resultan ser incómodas.
Peor en el caso de Gabriela Warkentin dijo que se tienen una rara obsesión por concentrarse en Palacio de Gobierno Nacional, cuando hay muchos más escenario s en donde se puede estar y es necesario realizar otro tipo de preguntas en la labor cotidiana, aunque indicó que los ponentes no se enfrentaban a la misma trinchera que los reporteros de calle porque ellos ya estaban detrás de una oficina, de un micrófono o de una cámara.
“Será que estamos obsesionados viendo lo que pasa allá, y se nos olvidó que las trincheras son en plural. Hoy transmito la inquietud de que se pudo haber invitado a más mujeres en un panel como éste; que son quienes han descolocado la mirada y nos han obligado a cambiar el foco de atención”, reiteró.
En ese sentido cuestionó que quienes hacen periodismo deben preguntarse a qué o quién le hablan “a quién servimos, quién es nuestra audiencia ¿Les estamos sirviendo de alguna manera? A veces estamos obsesionados en una pelea que sí tenemos que dar, pero no es la única que tenemos que dar. Replanteemos las preguntas”.
Además los panelistas cuestionaron que en las conferencias mañaneras del presidente López Obrador se ha convertido en un verdadero escenario para su comunicación política, más que informativa ya que se permite ingreso de personas que nunca se han visto en ninguna de las trincheras cotidianas y que son las que llevan el ritmo de las preguntas para consumir el tiempo o desviar la atención de otros temas.