El Área Metropolitana de Guadalajara, Puerto Vallarta y Tala son regiones que durante el año llegan a tener altos niveles de contaminación atmosférica. Aunque en la primera metrópoli de Jalisco se realiza un monitoreo del aire se carece de un estudio sobre el impacto en la salud pública.
La mezcla de material particulado PM10 y 2.5, monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno, plomo, azufre, gases y vapores que inhala un jalisciense impacta en su salud: EPOC, asma, enfisema, enfermedades cardiovasculares, infartos, eventos vasculares cerebral y cánceres, así como el aumento a las visitas de urgencias y muerte.
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El riesgo se torna cuando esas partículas sobrepasan los niveles, advierte el académico adscrito al departamento de clínicas del Centro Universitario de los Altos (Cualtos) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Gustavo Rosales Chávez.
“PM10 y PM 2.5 son partículas que pueden ocasionar algún daño a la salud. Hay otras partículas que son todavía aún más finas que se tiene considerado que tienen mayor toxicidad o mayor riesgo a la salud; esas partículas no solo llegan a las vías respiratorias -los pulmones- se pasan a la circulación, viajan en el torrente sanguíneo”.
En la entidad, comentó el neumólogo, se carece de un estudio relacionado a contaminación del aire y salud, o un comparativo y en cuanto a la política pública, calificó como un “intento” de reducir los niveles que afecta la calidad del aire.
“Estudio con impacto a la salud como tal, reciente no tenemos, lo que sí tenemos es un monitoreo constante del aire (…) hay por ahí un intento de política pública de regular la producción de estas (contaminantes del aire), el estímulo a utilizar el sistema de camiones o de tren y evitar el uso de coche, pero no hay como tal un estudio directo del impacto a la salud”.
Rosales Chávez, mencionó que la mayor parte del tiempo en la metrópoli de Guadalajara, la calidad del aire en general es regular y en temporadas frías se agudizan las enfermedades respiratorias.