Custodiado por dos esculturas de perro a las alturas y poseedor de una leyenda, además de múltiples historias, el Museo del Periodismo y las Artes Gráficas (MUPAG) está próximo a abrir sus puertas al público el 28 de abril.
Mejor conocida como La Casa de los Perros, el inmueble cerró a finales de 2016 cuando se registraron los primeros daños estructurales por el paso de la tuneladora, debido a la construcción de la Línea 3 del Tren Eléctrico. Sin embargo, y luego de varios estudios e intervenciones, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) por fin dio el aval para su reapertura.
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"Tenemos fecha de reapertura el 28 de abril, y vamos a traer una exposición de la bienal de fotografía y esa va a ser la exposición principal con la que vamos a abrir, va a ser por la tarde. Las salas de abajo quedan igual y la sala de arriba es con lo que vamos a montar lo de la bienal que durará alrededor de tres meses", platicó Andrea Blanco Calderón, coordinadora general de Construcción de Comunidad de Guadalajara.
La casa está ubicada en el corazón de Guadalajara, sobre avenida Alcalde, y es conocida por ser el espacio en donde nació el Despertador Americano, el primer periódico independiente de América.
Su fachada es original de 1896, sin embargo, después de ser derribada -al menos una parte- para abrir la avenida, en 1950 fue reconstruida, y no fue sino hasta 1994 que se habilitó como museo.
Transeúntes de vez en vez se detienen frente al inmueble para admirar, a las alturas, las dos esculturas de perro custodiando la finca o simplemente para tomar una foto, pues ya sea por el museo o por la leyenda que alberga, de alguna u otra manera tapatíos reconocen el valor histórico del lugar.
Antes de llegar a ser la casona en posesión de don Jesús Flores Arreola, quien dio vida a la leyenda que se narra en las crónicas tapatías, el lugar fungió como la primera imprenta en Guadalajara en 1792, que posteriormente vio nacer al Despertador Americano, propuesto por Miguel Hidalgo por allá de 1810 cuando pasó por la ciudad.
El rezo…
La leyenda, por otro lado, nació a raíz de su propietario y su esposa, quienes prometieron rezar en cada aniversario luctuoso de quien muriera primero, lo que eventualmente dio origen a la historia.
Cuentan que quien logre terminar un novenario a medianoche, en la tumba de don Jesús, acompañado de una veladora nada más, este se aparecería para revelar la ubicación exacta de las escrituras de La Casa de los Perros. Un par de hermanos, supuestamente, lo habrían intentado y ninguno lo logró.
Su tumba está al centro del panteón de Mezquitán y ahí la silla para el valiente que se atreva a rezar.
Los trabajos de ampliación y remodelación de la casa corrieron a manos del ingeniero Arnulfo Villaseñor, no obstante, se dice que fue doña Ana, la esposa de Flores Arreola, quien mandó traer las dos esculturas de perro desde New York, para colocarlas en lo alto de la casa, vigilando hacia el norte y sur.
La madrugada del 12 de octubre de 1987 se dio un incidente en esa misma casa. Jóvenes que huían de unos pandilleros, se introdujeron en el inmueble que había sido sede del restaurante Cazadores y mientras los agresores salieron corriendo, escapando de dos perros tipo mastín como los que custodian la casa en su parte alta.
Los otros dos muchachos quisieron huir por la azotea y entonces se derribó uno de los muros, dejando a la vista un muñeco tipo Vudú que tenía cabello humano y varios alfileres y clavos encajados. Se dijo entonces que al parecer algunas personas entraban al inmueble de manera clandestina a realizar una serie de ritos.
En 2019 se abrió, dos veces, un socavón frente a La Casa de los Perros, y aunque toda la zona fue intervenida, pues paseo Fray Antonio Alcalde opera con normalidad, las puertas del lugar permanecen por el momento cerradas para nostalgia de tapatíos, aunque ya con la promesa de su reapertura en próximas semanas.