Con el Homenaje al Bibliófilo José Luis Martínez, la FIL reconoce el amor por los libros

En esta ocasión fue para la pareja dedicada a resaltar, investigar y mantener vivo el legado de las culturas mesoamericanas y dar a entender de dónde es como nacimos, Ascensión Hernández y de manera póstuma Miguel León-Portilla

Óscar Beltrán | El Occidental

  · martes 3 de diciembre de 2019

Foto. Agapito Espinoza

Desde hace 19 años en la FIL se entrega el Homenaje al Bibliófilo, con el cual se destaca a la persona que ama a los libros, que siente pasión, que interactúa con ellos y los cuida como un preciado tesoro.

Desde el año pasado este reconocimiento lleva el nombre de José Luis Martínez, quien fue homenajeado en 2002 con este. En esta ocasión fue para la pareja dedicada a resaltar, investigar y mantener vivo el legado de las culturas mesoamericanas y dar a entender de dónde es como nacimos, Ascensión Hernández y de manera póstuma Miguel León-Portilla, fueron los homenajeados.

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Presentes para esto estuvieron el rector general de la UdeG, Ricardo Villanueva, la directora general de la FIL, Marisol Schulz, el presidente de la FIL, Raúl Padilla, Ana Rita Valero, directora del archivo histórico del colegio San Ignacio de Loyola, Carlos Moreno, coordinador general académico de la UdeG y la homenajeada, Ascensión Hernández.

"Reconocemos la pasión ejemplar por los libros y lo que representan. Mi más profundo reconocimiento para Ascension, mujer visionaria, amante de la cultura, la historia, estudiosa de nuestros antepasados. Son muy pocos los pensadores que se han empeñado en rescatar a nuestros antepasados prehispánicos. Con un estudio perfecto del Nahuátl y el exilio español", dedicó las palabras el presidente de la FIL, Raúl Padilla.

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"Ambos, durante su vida juntos, se dieron a la tarea de compartir su existencia a la par y al unísono con los libros, con su herramienta de trabajo; de manera que, en cada viaje, en cada oportunidad, la pareja siempre aprovechó para adquirir algún ejemplar. Ascención Triviño aportó, como la gran lingüista que es, una relación especial con los libros. Fue y es la cuidadora de la biblioteca que ambos conformaron. Mientras que, don Miguel, lo hizo desde el ámbito intelectual, de manera incansable y comprometida", se les reconoció por su amor único, por tener incluso una casa en la que pareciera que no hay paredes, pues todos son hileras de libros.

"Estábamos en el pueblo de mi abuelo, ahí todo el mundo duerme la siesta, todos se fueron a dormir, menos él y yo. Para no aburrirme, le pedí que me contara algo. Me contó la anécdota de Quetzalcoátl, que al final se convierte una estrella. Yo le pregunté: para ti cómo sería una estrella, me contestó mi estrella es México, porque es la tierra que me vio nacer y que me verá morir", Fabio Hierro, nieto de los homenajeados

"El amor a los libros nos une, para Miguel y para mi es algo importante en nuestra vida. Es darles un uso de conocimiento. De la materia que hablara (Miguel) hacía una broma, tenía la cualidad de estar contento de estar con la gente que lo quería. Fue un padre excelente, un abuelo que le encantaban sus nietos y me apoyó en todo", Ascensión Hernández.