Los hechiceros, brujos, zombies, seres de ultratumba en sus carrozas y vehículos regresaron desde el más allá para caminar una vez más por las calles de Guadalajara y alegrar la vida de quienes los venían con bailes, ropas coloridas y menos sustos, así por varios kilómetros caminaron desde la ex Penal de Oblatos hasta la Rectoría de la Universidad de Guadalajara.
A la caravana se sumaron decenas de catrines y catrinas que engalanaron el desfile en el que lucieron sus mejores prendas, algunas negras con flores multicolores, otros de blanco, algunos más combinando ambos colores, mientras escuchaban música, bailaban o posaban para las fotos del recuerdo con el público asistente.
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La monumentales catrinas y catrines eran la sensación entre los asistentes al desfile y junto con los autos clásicos adornados de forma multicolor atraían las miradas, sobre todo de los más pequeños que ilusionados se imaginaban dentro de las unidades y que estaban el volante conduciendo una llamativa y hasta ruidosa “carroza” moderna.
Raúl y Leticia cada año participan en esta tradición mexicana como un homenaje para las personas que ya no están con nosotros y sin importar las casi dos horas que se llevan en caminar, pero lo hacen “con alegría, nos gusta vestirnos y disfrutar con la gente, ya que nos gusta recordar a todos nuestros seres queridos que se nos fueron”.
Mientras que Alexander Navarro le gustó el desfile porque a través de él se mantiene las tradiciones mexicanas y ver como todos los asistentes se alegran y ahora que llega en grupo para ver el desfile se sintió a gusto y feliz de que se mantengan este tipo de eventos.