En este tiempo de la pandemia, las organizaciones civiles y asociaciones enfocadas a las áreas de Salud han tenido que sortear la atención, sin apoyo y recursos han hecho frente a su labor de servicio.
Estos organismos no gubernamentales tuvieron que reconvertirse dramáticamente, de atender el dolor del paciente con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) se vieron en la necesidad abrir sus puertas a quienes tuvieron Covid-19. La mayoría de las y los pacientes son de bajos recursos.
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Esta otra cara de la moneda ha sido difícil para las misioneras de Cristo Resucitado que tienen una casa-albergue de apoyo a personas con VIH, conocida como PAIPID, tuvieron que reconvertirse.
En el albergue viven 40 adultos y 15 niñas, niños y adolescentes con VIH, en este tiempo de la pandemia dejaron de recibir apoyo por parte de sus benefactores debido a las medidas sanitarias restrictivas que se impusieron en la entidad para evitar contagio de Covid-19, pero a pesar de que este año comenzó a retomarse las actividades para PAIPID, el panorama es sombrío.
Una de la integrantes de la organización, sor Dulce María de Jesús revela que tuvieron que enfrentar la contingencia ante decenas de personas que acudieron a pedir ayuda:
“Nuestra casa es de enfermos de VIH y se abrió la ayuda para muchas familias, a muchas personas que llegaban saturando con 30 con 40 realmente una crisis muy fuerte, se les abrió la casa, muchas de nosotras somos enfermeras, algunas hermanas son médicos y entonces el equipo con otros médicos estuvimos atendiendo a la gente".
Aun en medio de esta crisis social-sanitaria tuvieron que capacitarse en la práctica "para poder dar la atención y fueron muchas familias, creo que alcanzamos a apoyar a más de 100 personas, muchas llegaron muy mal, se estuvieron recuperando ahí en la casa, algunos lamentablemente fallecieron".
La casa de PAIPID se ubica en la calle Juan Jesús Posadas Ocampo número 16, en Santa Cruz de las Huertas, en Tonalá.
Aun en el segundo año de la pandemia por Covid-19, PAIPID sigue brindando la atención a personas más necesitadas de del municipio como son los pacientes con VIH y con otras enfermedades.
"Nosotros no cobramos absolutamente nada, todo lo hacíamos con las personas que se sumaron al proyecto de abrir la caridad a esas personas y familias necesitadas”, expresó sor Dulce María de Jesús.