Ricardo forma parte de una familia de tres generaciones dedicadas al Servicio Postal Mexicano y en 40 años de servicio ha visto la transformación y los retos a los que se enfrenta su profesión. Llueve, truene, relampaguee y pese al internet su silbato sigue sonando a las puertas de los hogares jaliscienses... al menos hasta el 31 de diciembre de este 2023, fecha cuando se jubilará.
Reconoce que las empresas de paquetería los van desplazando. Recuerda que hace poco eran 31 y ahora ya solo quedan 20 de ellos. Este 12 de noviembre se conmemoró el Día del Cartero que para él fue el último.
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Antes era más celebrada la fecha con bailes, regalitos y hasta flores, incluso abrazos y pastel, pero ahora poco a poco comienzan a olvidarse de los carteros.
Casi se está despidiendo pero les desea larga vida a sus compañeros a quienes espera que la tecnología no los detenga.
Recuerda cómo cambió la manera en dar el servicio desde que iban caminando con su bolsa a los costados hasta las motocicletas y bicicletas que utilizan hoy en día y que son su compañero de trabajo, ambos enfrentan hasta los perros que les ladran o los corretean hasta los que poco a poco se vuelven sus amigos.
¿Toda una vida como cartero?
Ha evolucionado mucho y lo más fuerte es la tecnología, en cuanto al reparto y la forma de hacer nuestro trabajo sigue siendo la misma manera no ha evolucionado tanto, es la entrega a domicilio, las cartas, los paquetes. Y no extraño básicamente nada, obviamente mucha gente ya no está con nosotros se cambiaron de domicilio o han pasado a mejor vida.
¿Antes los felicitaban y ahora?
Sí se ha olvidado un poco pero gracias a los medios de comunicación que cada año están al pendiente la gente sigue recordando; algunas personas sí tienen presente el Día del Cartero y nos lo recuerdan al decirnos que ya viene nuestro día y llegada la fecha nos dan una felicitación, algún detalle como usuario y uno los agradece pero lo más importante es que no pase desapercibido el día; en mi ruta tengo 40 años y aún tengo gente conocida que festeja el día.
¿Se hacen amigos de los perros?
Sí cómo no, nos hacemos conocidos. De repente nos tocan situaciones en las que nos desconocen pero cuando ya tenemos tiempo en la ruta nos hacemos amigos de las mascotas, nos conocen e identifican nuestro silbato que es lo que utilizamos, pero hay ocasiones que con la gente nueva a veces sí tenemos ese problema.
¿Cuántas cartas se quedaron en el camino?
En el camino se quedaron muchísimas. Con la tecnología es lo que ha pasado es en lo que nos pegó, en la forma en la que con los celulares, computadoras y todo lo relacionado a las redes ya se comunican más por teléfono, mensajes de WhatsApp y todas esas tecnologías hizo que se tenga poca demanda de cartas que en realidad era bonito para la gente que tenía la posibilidad de recibir una carta a veces con ansiedad hasta de los novios.
¿Con su trabajo se formaron familias?
Sí, hubo personas que mediante cartas se conocieron o se hicieron novios y ahora son pareja; tienen a su familia y los conozco, son gente que todavía tengo en ruta y recuerdan que fue gracias a mi trabajo como se conocieron y tuvieron contacto a través de las cartas. Se hace una bonita amistad y eso es lo que más disfruto de mi trabajo es el contacto con la gente, las diversas personas con las que tenemos la oportunidad de platicar nuestras anécdotas o alguna otra actividad.
En estos 40 años he conocido mucha gente que me brindó su amistad que ya no me ve como el cartero sino como su amigo, incluso niños que ya crecieron y han formado su familia.
¿Le tocó llevar cartas a políticos?
También nos ha tocado. En su momento fue Gabriel Covarrubias cuando fue presidente municipal, lo tenía en Salado Álvarez número 12, no sé si viva aún pero todavía existe la casa, hace mucho que no lo veo. Me tocó también Enrique Dau y así muchos diputados que han estado dentro de mi zona.
¿Alguna carta que se le haya quedado?
No, siempre he hecho mi trabajo lo mejor que he podido porque desde mi abuelo es la tradición ser cartero; crecí viéndolo hacer su labor, también a mi padre que en paz descanse. Trato de llevar su correspondencia a la gente en tiempo y sabiendo a veces son documentos importantes, no nos quedamos con ninguno.