La violencia contra las mujeres en Jalisco mantiene un ritmo acelerado al grado de perder la vida sin que los municipios unifiquen una estrategia segura para prevenir que en 60 colonias niñas, adolescentes, jóvenes y adultas sean víctimas de las agresiones, de violencia y de desaparición.
Del 2016 a la fecha la violencia en los municipios se intensificó. Lo que se vivía bajo el yugo del velo intimo se extendió a las calles de un estado que llegó al bicentenario sin proteger a las jaliscienses. Cada hora dos mujeres realizan una llamada de emergencia al 911 relacionada con la violencia, de abuso y hostigamiento sexual, de violación, de violencia de pareja y de violencia familiar.
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Al día en territorio jalisciense a una mujer le arrebatan la vida. En el año del bicentenario del nacimiento del estado hasta el mes de septiembre de acuerdo con datos de la propia Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana del Gobierno Federal, 348 mujeres fueron asesinadas de las cuales 26 fueron por el presunto delito de feminicidio.
La privación de la vida de las mujeres por razones de género se ha cometido en las alcaldías de Zapopan, Tlajomulco de Zúñiga, San Pedro Tlaquepaque y en El Salto, municipios que están en las dos declaratorias de Alerta de Violencia de Género y en la Estrategia Estatal para el Combate a la Violencia contra las Mujeres en Jalisco, del Grupo Interinstitucional y Multidisciplinario (GIM).
La profesora de la División de Estudios Jurídicos y Sociales del Departamento de Justicia y Derecho de Cuciénga de la Universidad de Guadalajara (UdeG) Guadalupe Ramos Ponce, mencionó que entre las acciones urgentes establecida en la primera alerta era realizar una estrategia de seguridad pública y de intervención inmediata en zonas de mayor riesgo.
“Primero era de contención, para eso son las alertas para detener la violencia urgente que se está generando en ese momento, pero también como mecanismo de prevención generar políticas públicas y estrategias que una vez identificado esas situaciones de riesgo que viven las mujeres en algunas zonas geográficas”.
Mientras que la segunda alerta establecía indicadores específicos y con medición, sin embargo, con el cambio de gobierno y al desaparecer el Instituto Jalisciense de las Mujeres y crear una Secretaría de Igualdad hay un estancamiento en el “cumplimiento de la alerta”.
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“No responden a un mecanismo de adelanto de las mujeres ni crearon un mecanismo de seguimiento a la alerta que existía antes porque fue un borrón y cuenta nueva.
Ahora se generaron otros espacios para seguimiento pero ha habido procesos de simulación muy grandes”, subrayó la investigadora del Sistema Nacional de Investigadores. Aunque este tipo de mecanismos resulta novedoso en Latinoamérica al no aplicarse de manera correcta en la entidad, el riesgo es que la violencia mantenga una línea grave en ascenso.
Para Guadalupe Ramos Ponce activista internacional defensora de los Derechos Humanos de las Mujeres algunos aspectos que impiden avanzar para cumplir con la alerta es la violencia generalizada y la falta de políticas públicas integrales.
“Hay un contexto de violencia que se agudiza cada vez más, en ese contexto se agudiza la violencia contra las mujeres pero lo más grave de ese contexto es que el gobierno estatal no se preparó para dar una contención a la violencia contra las mujeres sino para generar mecanismo de prevención, sanción, erradicación de la violencia”.
Municipios sin alertas
La académica de la Universidad de Guadalajara y activista lamentó la falta de un eje transversal para unificar las acciones y estratégicas entre las diferentes instancias del estado y municipios. “Si en la Zona Metropolitana de Guadalajara estamos mal sin contar con estas políticas públicas, en los municipios estamos peor porque ni siquiera tienen un diagnóstico de esas realidades en donde hay datos terribles, en el caso de Ameca tenía un promedio por arriba de la media nacional de violaciones sexuales”.