A una semana que inició con las misas virtuales, sin la presencia de fieles debido a la pandemia del coronavirus Covid-19, el cardenal José Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara, hizo un llamado a las autoridades de todos los niveles, a todas las personas y familias a reflexionar que lo más importante es la vida.
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“Ojalá con toda humildad ante los acontecimientos que estamos viviendo a nivel mundial, reflexionemos y retomemos nuestra vocación y nuestro destino que es servir a la vida, hacer florecer a la vida. Hacer fructificar la vida humana”, manifestó el cardenal Robles Ortega.
En el segundo domingo que ofició misa en Catedral Metropolitana, mientras algunos fieles se apostaban afuera en las puertas de los costados que estaban cerradas, el Arzobispo de Guadalajara, se refirió que “ante la muerte, nosotros somos impotentes, solo nos resta llorar, llorar que no pudimos vencer la muerte”. En relación a la comunidad médica que a diario se está enfrentando a la muerte por el coronavirus, “lo estamos comprobando ante este mal que nos aqueja últimamente”.
Enfatizó sobre los esfuerzos que hace la comunidad científica por encontrar una vacuna que ataque el coronavirus y la labor titánica de todo el personal para combatir la pandemia que es a nivel mundial.
Habló que quien está bautizado “está destinado por la fuerza del Espíritu, a contribuir a la vida y a desechar todo aquello que signifique amenaza a la vida, que signifique muerte”.
Sin embargo, lamentó: “cuando los bautizados no entendemos nuestra vocación y nuestro compromiso de servir a la vida surge lo que todos sabemos, conocemos y lamentamos: el terrorismo, la delincuencia común, la carrera armamentista; el gravísimo tema de la producción, la comercialización y del consumo de la droga, con todo lo que esto implica, un daño severo, gravísimo a la vida de las personas, especialmente aquellas que la consumen. Un daño grave a las familias con una consecuencia de muerte, siempre la venganza, siempre la muerte en este negocio de producción, comercialización y consumo y en cualquiera de estos pasos lo que vemos es la muerte”.
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Asimismo, subrayó: “La desaparición de las personas, la trata de personas, el tráfico de órganos, el aborto que es la interrupción de la vida en el seno de la madre, el abandono de los niños, el abandono de tantos ancianos y tanta y grave necesidad, la marginación, la violencia de palabras, la violencia intrafamiliar, el amor y la amistad traicionados, el rencor, la venganza, todo este mal que nosotros constatamos, experimentamos y que nos duele que exista, es producido por nosotros mismos cuando no reconocemos nuestra vocación a la vida”.