Amor, crónica de una pandemia

En una tarde lluviosa me inspiró el momento y desee capturarlo con algunas palabras dedicadas a mi compañero de vida

Jessica Báez

  · lunes 20 de mayo de 2024

La pandemia llegó a cambiar hasta la forma de vivir las relaciones sentimentales. Foto: Cuartoscuro.com

El haber formado mi familia ha sido de lo más hermoso que me ha pasado en la vida y eso lo entendí durante la pandemia del Covid- 19. Mi esposo ha sido en mi vida como un ángel que Dios tenía destinado para mí. Nuestra relación fue la mejor manera en la que pude darme cuenta de mis errores y aciertos. De que no siempre la pareja va a ser perfecta, que es humana y puede cometer errores y que el idealizarla puede ser un arma de doble filo.

En ocasiones esperaba que él actuara en función de lo que yo creía que era el amor o la pareja perfecta y esperaba más amor desde un lado inmaduro. En realidad, el amor se demuestra de muchas formas, alguien que te ama siempre estará ahí pase lo que pase y que si en verdad la persona te quiere luchará contigo para crecer juntos y motivarse para llegar a la cima uno al lado del otro y evolucionar juntos, de eso se trata la pareja al final de cuentas ¿no?, de superar todos los obstáculos como adultos y no como niños.

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Pero en ocasiones es todo lo contrario te das cuenta que esa persona entró a tu vida por una razón, que te enseñó todo lo que debía mostrarte para sanar y evolucionar hasta que llega un punto en el que uno crece y el otro no,acercándose un final que es inevitable tomando cada quien rumbos distintos.

Me di cuenta que ambos arrastramos los viejos patrones heredados de nuestros padres; en ocasiones yo me comporto como los míos y él como los suyos, afortunadamente somos muy observadores y nos dimos cuenta de ello cuando discutimos. Nos enojamos como tantas parejas lo hacen pero buscamos siempre la manera de arreglarlo y al discutir buscamos la forma de hacernos conscientes para no escalarlo y así bajar el volumen de la discusión hasta que finalmente nos felicitamos por haberlo hecho visible y modificar nuestra forma de pelear sin llegar a más.

Somos tan apasionados en todo que hasta en las peleas nos encendemos pero ahora lo hemos hecho consciente y eso es lo importante, ver los errores tanto los nuestros como los de nuestros padres para modificarlos y no repetirlos o por lo menos no tan frecuentemente. Aclaro que esto es como aprender un deporte nuevo, nos vamos a equivocarpero la fórmula está en la próxima vez intentarlo de nuevo de la mejor manera porque si todavía hay amor en la relación estamos del otro lado, pero sobre todo buscar herramientas y ayuda de un profesional.

En una tarde lluviosa mientras disfrutábamos de nuestra compañía trabajando me inspiró el momento y desee capturarlo con estas palabras dedicadas a mi compañero de vida:

Amor:

Tardes eternas llenas de complicidades, tardes que nos vuelven uno sólo durante la inmensidad de la charla;cuando tu mirada me transporta a las profundidades de tus pensamientos, haciéndome creer que llevamos minutos, cuando en realidad son años juntos.

Momentos sublimes que transcurren en el tiempo, en esos deliciosos espacios tan tuyos, tan míos, que me hacen sentir que hacemos el amor sólo con nuestra cercanía, con nuestras palabras.

Allá junto a ti, allá donde nos encuentra la amenidad de la que nunca deseo eclipsar, allá donde tu nombre y el mío se acompañan con la misma consonante para fundirse en un mundo de palabras inmortales.

Ese mundo fonético tan basto y tan cálido, ese universo sin final, resumido a nuestras tan interminables, pláticas eternas.

Yo no sé si tú me amas de igual manera, de mayor o menor intensidad, pero me basta con saber que continúas a mi lado buscando la manera perfecta para remar junto a mí en este océano de posibilidades infinitas llamado vida.

Fer y Lili son mis compañeritas de viaje, de vida, como yo les llamaré por siempre; porque son testigos de todo por lo que he pasado por y para ellas, para mis tres hijas aunque solo tenga por el momento a dos. Mis hijas son mi fuerza, mi motivación para ser una versión mejor en esta vida y les quiero dejar como legado todo mi aprendizaje, todo mi recorrido en esta travesía que ha tenido tantos matices.

Sobre todo les entrego mi amor infinito y les pido perdón si en algún momento de mi vida con ellas no fui la madre que hubieran querido tener pero espero que siempre estén convencidas que si en algún momento las ofendí o les fallé nunca fue para lastimarlas, siempre las amaré con todo mi corazón son las hijas que siempre quise tener, no puedo sentirme más afortunada, agradecida con Dios y con la vida.

Sé que entre mis hijas hay conflictos que como madre desearía disolver pero en ocasiones los padres solo podemos mantenernos al margen de sus decisiones y respetarlas. Mi relación con Lili ha sido de mucha afinidad por lo que Fer siempre ha sentido y me ha dicho en varias ocasiones que su hermana la de en medio es “la chiqueada”, quizá sí, quizá no, solo los que son padres me podrán entender.

No es que Liliana sea mi predilecta, no; yo las quiero a las 3 por igual pero de forma distinta. Verán, a Fernanda la quiero porque es mi primer hija, mi primera ilusión como madre y en quien malamente he puesto muchas de mis expectativas; con ella choco mucho porque es muy parecida a mí, ella es muy movida, muy racional, no se le para el mundo y Lili es más tranquila más espiritual y más artista, más precavida, ella tuvo que tener dos roles, el de la hija “sándwich” y el de la hija menor en ausencia de Sofía ¿Se imaginan cumplir con dos roles en una misma familia desde los seis años de edad? me imagino que ha de ser muy complicado para ella.

Ella metafóricamente hablando llenó el espacio de Sofía en su ausencia. Y fue en Fer más que en Lili en quien me apoyé racionalmente. Liliana y yo somos afines porque siempre nos ha gustado el arte y mi afinidad con Fer ha sido por la psicología, rama que ella desempeña y que también encuentro dicha profesión fascinante. Quizá soy más permisiva con Liliana que con Fer, es que ella tiene una forma de obtener lo que quiere por su rol de hija “pequeña” que en casi todas las familias sucede eso.

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El hijo más chico de la familia se sabe ganar a los padres de una u otra forma, tienen que ganarse el cariño por eso es que son los más ocurrentes pero eso no indica que no ame a las demás ¿Y cómo no querer a Sofí después de todo lo que he sufrido por ella? En resumidas cuentas no es que tenga una “chiqueada”, es que las amo de manera distinta, es todo, ojalá algún día puedan los hijos entender lo que es el amor de los padres incluyéndome a mí.

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La vida es así de real, aunque siempre nos la hayan vendido en alguna literatura o en la televisión de otra manera más acaramelada, pero no, por más que nuestras familias aparenten vida y dulzura color de rosa, esconden la realidad para protegerla y no es que esté mal cada familia tiene su forma de cuidar a los suyos o su imagen ante los demás, la finalidad es el amor en todas sus formas. Continuará.

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