Los ajolotes o axolotes son una de las especies que distinguen a México y están incluso en los billetes de 50 pesos que comenzaron a circular hace pocos años en la república Mexicana. Sobre estos peculiares animales poco se conoce y aunque se han identificado principalmente en Xochimilco, al centro del país la realidad es que están presentes en cuerpos de agua de prácticamente todo el territorio nacional.
En Jalisco se han reconocido dos especies de ajolotes: ambystoma amblycephalum y ambystoma rosaceum, identificados en la Sierra de Quila, así como en algunas zonas montañosas de Tapalpa y Mazamitla.
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“Actualmente están reconocidas 26 especies y de esas en México tenemos aproximadamente 17 especies de las que 16 son endémicas, es decir son exclusivas de México”, explicó Verónica Rojas, bióloga del Centro Universitario de Ciencias Biológicas Agropecuarias (CUCBA) de la Universidad de Guadalajara.
A decir de la bióloga que desde el 2008 comenzó con la investigación sobre los ajolotes, al menos 15 de las especies mexicanas están en alguna categoría de protección y en riesgo de desaparecer. Esta noticia además de impactar a la comunidad dedicada a su investigación afecta en general a la población pues los ajolotes son indicadores de buena salud ambiental.
“Si ves ajolotes quiere decir que el agua está limpia y eso es importante de reconocer, porque son muy sensibles, son anfibios y respiran por piel, necesitan hábitats limpios y son indicadores de buena salud”. Expuso que son varios los factores que impactan a las poblaciones de ajolotes como la destrucción del hábitat terrestre y acuático, la contaminación, la introducción de especies no nativas como carpa, la introducción de plantas no nativas y el cambio climático. También ha afectado que muchas personas los sacan y los utilizan como trampa para la pesca e incluso como mascotas sin ofrecerles los cuidados necesarios.
Requieren apoyo en la conservación de la especie
En el Acuario Michin en Guadalajara hay una pequeña exposición relacionada a los ajolotes que en su momento se exhibió en Tapalpa y sus alrededores y unas alcancías donde cualquier persona puede entregar un donativo para apoyar a la conservación.
“Siempre estamos buscando aliados en la conservación porque es imposible para una sola persona o para pocas personas poder conservar a las especies”.
Además, en toda la región hay pobladores que con esfuerzos particulares apoyan en mediciones corporales de los animales, peso, toma de muestras de tejido para conocerlos genéticamente y realizar trabajo en laboratorio guiados por expertos de la Universidad de Guadalajara.
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“Es muy importante cuando la gente va de visita a sitios donde se sabe que están presentes los ajolotes no tirar basura, mucho menos verter aceites, cremas, todos estos contaminantes porque son muy sensibles y los van a afectar”.
También es importante que no los toquen, que solo los observen y admiren pues lo ideal es que solo manipulen a los ajolotes aquellas personas encargadas de estudiarlos.
“Es importante dejarlos en su hábitat porque ellos son muy sensibles de la piel y si por ejemplos traemos en las manos cremas o perfumes eso va a tener un efecto negativo”.
Esto porque hay hongos que han atacado tanto a los ajolotes como a otros anfibios y por eso es necesario el cuidado extremo en las zonas donde se conoce su presencia. En el caso de Jalisco, al estar en zonas que se consideran turísticas como dos de los pueblos mágicos de montaña preferidos de jaliscienses y visitantes, el esfuerzo de conservación de los ajolotes es mayor.
En el mismo sentido se le cuestionó a Luis Robles, coordinador de Investigación Científica en el acuario tapatío sobre la posibilidad de que en un futuro los ajolotes puedan comenzar a reproducirse en el acuario y dijo que hace falta mayor investigación.
“Estamos tratando de entender bien cómo se comportan en su medio y probablemente más adelante, si la propia Universidad de Guadalajara establece un programa de reproducción ex situ nosotros podamos prestar las instalaciones”.
Por ahora, si deseas apoyar en la conservación de los animales que son considerados un ícono de las especies mexicanas, puedes hacerlo entregando donativo en el acuario o acercándote con investigadores de la UdeG encargados del programa de investigación y conservación.
“Los ajolotes han estado en nuestra cultura como mexicanos, es nuestro patrimonio y existen muchas leyendas prehispánicas sobre el ajolote y desde ese tiempo está reconocido como algo que forma parte de nuestra cultura”, citó Verónica Rojas, bióloga del Centro Universitario de Ciencias Biológicas Agropecuarias (CUCBA) de la Universidad de Guadalajara.
Tienen especial importancia
Históricamente los ajolotes han tenido una importancia especial para consumo humano como fuente de proteína, para uso medicinal y últimamente, debido a su capacidad regenerativa, para investigación en laboratorios de todo el mundo, sobre biología del desarrollo, regeneración, endocrinología, cultivo de tejidos y otras bondades.
Son animales longevos que en cautividad pueden vivir más de 20 años. Un tema importante a plantearse antes de comprometerse a cuidar de uno. De acuerdo a National Geographic “el axolote, pariente cercano de la salamandra tigre, puede ser bastante grande y alcanza longitudes de hasta 30 centímetros, aunque su tamaño medio es de 15 cm. El axolote suele ser negro o marrón moteado, aunque también son relativamente comunes las variedades albinas y blancas, especialmente entre especímenes criados en cautividad. Se alimenta de moluscos, gusanos, larvas de insectos, crustáceos y algún pez. Esta especie, acostumbrada al papel de predador en su hábitat, ha empezado a padecer la introducción de grandes peces en su hábitat lacustre. Su amenaza natural son las aves de presa como garzas.