Una docena de mujeres a quienes el padre de sus hijos les impide verlos, lo que se conoce como violencia vicaria, cumplieron 24 horas en huelga de hambre.
Desde las 10:33 de la mañana de ayer se instalaron afuera del Centro de Justicia para las Mujeres, ubicado a espaldas de la Unidad Tucson en Guadalajara, donde pusieron casas de campaña para pasar la noche.
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Ahí durmieron, algunas sobre asfalto y otras con algunas pequeñas colchonetas, en el arroyo vehicular a unos centímetros del paso de los carros en una zona habitacional por la que día y noche hay tránsito de automotores.
La decisión la tomaron como medida de presión para que en el Congreso del Estado legislen para que la violencia vicaria sea considerada una violencia que beneficia a progenitores, afectando así el derecho a la convivencia de niñas y niños con sus madres.
“Algunas se quedaron en la banca y tenían miedo, porque pasan los carros muy cerca y nos exponemos a un accidente… Ha sido muy pesado para todas, comenzamos desde ayer con dolores de cabeza, mareos y estamos tratando de estar firmes, de estar fuertes y esto merma nuestra salud”, dijo Chantal Jaime, madre de un pequeño de 5 años al que su padre permite que vea únicamente cuatro horas a la semana.
La joven madre pide apoyo de las autoridades, porque el menor fue sustraído de casa cuando ella se atendía de salud y junto con sus compañeras comparte la situación de vivir alejada de su hijo.
Algunas de las mujeres que permanecen en huelga de hambre portan su “pulso de vida”, el dispositivo que les otorgaron porque además vivieron con sus ex parejas violencia física y su vida estuvo en riesgo.
Pese a ello, afirman que van a continuar en el campamento el tiempo necesario, como lo dijo Nato Montes, fundadora de la colectiva Madre yo sí te creo.
“No nada más somos víctimas de violencia vicaria, somos víctimas de muchas otras violencias, está intento de feminicidio, amenazas de muerte, violencia familiar y nuestros agresores están viendo que estamos aquí, está expuesto nuestro rostro y en cualquier momento pueden venir, de hecho ayer vino uno de los agresores a pedir copias de la denuncia porque tiene audiencia la próxima semana, pero obviamente lo hacen para intimidar”, agregó la madre líder del movimiento.
Ella como el resto de las participantes en la huelga de hambre exige los derechos de su hija, a quien su progenitor la sustrajo de casa y a su regreso mostró desnutrición y daños emocionales que la mantienen en terapia para recuperar su tranquilidad.