El narcomenudeo usa a menores de edad, lo envuelve y usa para la comisión de homicidios, hay al menos mil procesados, por año por ese delito. Desafortunadamente muchas de esas ocasiones su propia familia está ligada a las mismas actividades criminales.
A nivel nacional, son 11 mil menores al año procesados por homicidio entre 2006 y 2011, y 26 mil enfrentaron a la Ley por delitos de comercio, posesión y consumo de drogas o portación de armas de fuego.
Son datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), dijo el profesor de la licenciatura en Psicología, del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), Víctor Oswaldo Orozco Estrada, al convocar a analizar el tema Menores en conflicto con la ley el primer Encuentro Académico Profesional Psicología y Ciencias Forenses, en el Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS), a celebrarse del 22 al 24 de mayo.
Orozco Estrada afirmó que mil menores de edad en promedio son procesados anualmente en Jalisco desde 2014, por distintos delitos; la mayoría son hombres, aunque hay cada vez más mujeres involucradas.
El profesional advirtió que es importante que la familia tenga medidas preventivas para impedir que delinca, así como la intervención de trabajadores sociales y psicólogos para evitar que el menor reincida y pueda reincorporarse, de una manera adecuada, a la sociedad.
“Lamentablemente, con las familias y los menores de edad no es un trabajo que permita generar nuevas herramientas y formas de afrontar esta situación debido a que, en muchos casos, el menor puede llegar a ser victimizado, señalado como un niño-problema, y esto también lo va integrando a su propia persona, lo que provoca que sea complicada la intervención”, agregó Orozco Estrada.
Por otro lado, la directora del Centro de Evaluación e Investigación Psicológica del CUCS, maestra Martha Catalina Pérez González, aseguró que la solución para los menores infractores no es sólo bajar la edad en la que pueden ser enjuiciados, sino que haya formas alternativas para sancionarlos y hacer el manejo psicosocial, pues cuando se les juzga como adultos el estado emocional y psicológico del niño o adolescente no es lo más adecuado.
Expresó que “tenemos que entender que está ahí por alguna razón, y entender las historias que hay detrás, porque a veces son sumamente complicadas. No solamente es lo que conoce la gente de cómo llevó a cabo el delito y lo que los medios de comunicación dan a conocer”.
Los especialistas aseguraron que la misma familia puede ser una mala influencia al incitar al menor a desarrollar conductas delictivas, por lo que es importante valorar el entorno familiar desde los centros educativos y los programas sociales que ofrece el Estado.
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“Se han identificado a familias que viven del narcomenudeo y que se dedican al secuestro, y los niños tienen que crecer en estos grupos en que el delito es permitido, incluso la violencia es el único medio para resolver los conflictos. El trabajo que tenemos que hacer es directamente con las familias y las comunidades. No es una labor fácil, que se pueda realizar de la noche a la mañana, sobre todo cuando los niños aprenden que esta conducta puede llegar a ser una forma de vida”, aseguró Orozco Estrada.
El coordinador del encuentro, psicólogo Martín Antonio García Guzmán, informó que este tema será abordado en las actividades del foro, en el que además se tratarán tópicos como los antecedentes y consecuencias del narcotráfico en México; los perfiles psicológicos de los criminales; la intervención psicológica y legal; tanatología y duelo; entre otros temas importantes.