El Arzobispado de Guadalajara, advierte que desde el Gobierno Federal se pretende acotar a la religión católica, “Abrirles las puertas, legalizarlas, otorgarles concesiones, facilitarles los trámites, con una única y aparente finalidad, debilitar al conglomerado católico que puede actuar, y lo ha hecho, como una fuerza de oposición al Gobierno".
Cita en la editorial de El Semanario, órgano informativo del Arzobispado sobre la entrada de los evangélicos al país ,"camino para favorecer al 'evangelismo' importándolo de Estados Unidos, cuya sociedad estaba además muy interesada en la difusión de sus propias ideas religiosas con fines tanto políticos como económicos la esperanza del estado era que estas nuevas agrupaciones mantuvieran siempre una postura de gratitud, lealtad, sumisión y colaboración con el gobierno, evitando toda crítica, cuestionamiento u oposición, como de hecho ha sido hasta los actuales tiempos de la Cartilla Moral".
También hablan de la entrada de la Iglesia La Luz del Mundo que contó con el apoyo del gobernador García Barragán, "era la política de estado, justamente en un periodo histórico en que acababa de suceder en México una persecución religiosa seguida de una guerra cristera, luego de ensayar diversos nombres, acabó llamándose “hermanos de la Luz del Mundo”.
Chécalo:
Nada que ver con una religión mexicana, manifestó: "Que para ello tendría que ser tan original como el culto a Malverde, el de la Santa Muerte o los cultos prehispánicos que sí eran autóctonos".
Al margen de las políticas del Estado, agregó que, como las demás denominaciones que operan en México, viven todo el tiempo en el debate y la confrontación lo mismo entre ellas que sobre toda la comunidad católica, "de la cual extraen a la mayoría de sus miembros gracias a las diversas técnicas de persuasión que usan ¿Corresponde al gobierno felicitarlos y reconocerlos por el éxito que logran? ¿Pueden hacerlo sin agraviar a las demás denominaciones? Sí pueden y lo hacen, mostrando así que mantienen viva su política de estado en orden a debilitar el catolicismo aún mayoritario", puntualizó.
El asunto se complica, refirió el arzobispado "si se advierte que la cultura nacional tiene una consolidada raigambre católica, pues entonces el propio gobierno estaría actuando como el principal destructor de la cultura del país, ¿así o más claro?”.