Tal como ocurre en la mayoría de las esferas laborales y profesionales, en el mundo de la literatura mexicana han trascendido casos de violencia de distintos tipos hacia mujeres en el gremio.
El pasado jueves 21 la presentación del libro de Herson Barona en La increíble Librería fue cancelada luego de que comenzaran a sumarse múltiples acusaciones en contra suya por parte de mujeres que habrían sufrido abusos de su parte.
En ese tenor, fueron apareciendo testimonios relacionados con distintos actores de la esfera literaria en México: escritores, editores, gestores, y que se han aglutinado bajo el #MeTooEscritoresMexicanos, que se ha convertido en tendencia nacional, puesto que tal como ocurriera en 2017 con el moviemiento originado para denunciar los casos de agresión y acoso en Hollywood, las creadoras mexicanas han alzado la voz para proclamarse en contra de esta clase de prácticas.
Se creó incluso el usuario @MeTooEscritores donde se están compartiendo las denuncias de forma anónima así como los hashtags #YoSíLesCreo y #EstoyConEllas que han ido acompañando los testimonios.
Nombres como los de Enrique de Gortari, Julio Trujillo, Renato Guillén, Álvaro Luquín, Joaquín de la Torre, Alejandro Vázquez, Álvaro Enrigue, han sido expuestos en las redes por parte de mujeres que denuncian haber sufrido abusos por ellos.
No es la primera ocasión en que se ha intentado visibilizar este problema entre la comunidad literaria mexicana, pero la respuesta colectiva y la escalada de denuncias con la que ha venido acompañada plantean la oportunidad para traer a la mesa un tema que ha afectado a una gran cantidad de mujeres y que debe dejar de ser normalizada.