La señora Silvina González, tiene 72 años, pero durante 40 años ha sido pepenadora. Sus hijos al adquirir otras responsabilidades la dejaron de apoyar, por lo que ahora ella tiene que valerse por sí misma, sin embargo ante el inminente cierre del vertedero de Matatlán, su trabajo corre peligro, su sustento, pero sobre todo su hogar.
Ella tiene una casa rústica construída de trozos de madera, cartones y lonas en el vertedero de Matatlán, en la que vive desde 1982.
Podría interesarte:
"Qué vamos a hacer, a dónde ir sin casa, sin nada. Que nos den un terreno aunque sea para poner nuestra casa como las tenemos. Donde estar. No tendremos donde vivir".
Pidió a las autoridades que la dejen trabajar, al igual que a sus compañeros pepenadores: "Que nos dejen ganar la tortilla del día. Qué vamos a hacer, no tenemos quién nos dé", aseguró.
Comentó que sus hijos tienen sus esposas, su propia familia y por lo tanto ya no ven por ella: "Ya son nietos, ellos tiene su esposa ya muy aparte".
El único apoyo que recibe es el del programa federal 68 y más, en el que percibe cierta cantidad de dinero cada dos meses.
"No crea que saco mucho. Que 100 pesos, cuando saco 120 ya es mucho. Yo ya no puedo trabajar", platicó con voz cansada.
También padece de gastritis y de una hernia por cargar el material de reciclaje pesado, además de que constantemente le da un dolor en el vientre, es por ello que clama porque se solucione el conflicto del vertedero de Matatlán.